Pablo García, director general de Divacons Alphavalue, el panorama actual de los mercados financieros se caracteriza por la volatilidad y la influencia de factores geopolíticos, con Donald Trump regresando a la escena con una política arancelaria agresiva, especialmente dirigida a las exportaciones de chips de inteligencia artificial de última generación.
Sin embargo, China posee una ventaja estratégica significativa en este conflicto comercial debido a su control del 68% de la producción mundial de tierras raras. Estos 17 elementos químicos son cruciales para industrias como la de teléfonos inteligentes, vehículos eléctricos, baterías y sistemas de defensa, y aunque no son escasos, su extracción y procesamiento son complejos y contaminantes, concentrándose mayoritariamente en China.
Esta situación otorga a Xi Jinping un contrapeso importante frente a las acciones de Trump, haciendo que las negociaciones sean más complejas que en conflictos anteriores con Canadá, México o la Unión Europea. La situación política en Francia, con un nuevo gobierno inestable, añade otra capa de incertidumbre al escenario europeo. A pesar de la paz en Gaza, los mercados están más preocupados por la escalada de tensiones arancelarias y su posible impacto en la inflación.
Un aumento de la inflación podría frustrar las expectativas de nuevos recortes de tipos de interés por parte de la Reserva Federal, lo que afectaría el optimismo del mercado. La temporada de resultados empresariales ha comenzado con expectativas positivas para los bancos estadounidenses como JP Morgan y Citi, que podrían superar las previsiones. En contraste, Europa enfrenta caídas en beneficios y ventas.
El sector tecnológico, impulsado por la inteligencia artificial, sigue siendo un catalizador extraordinario, aunque la viabilidad de trasladar las enormes inversiones en IA a beneficios tangibles, como la valoración de 500.000 millones de dólares para OpenAI, aún está por verse. Los mercados de Wall Street, especialmente el Nasdaq, muestran una fortaleza impulsada por la tecnología.
Aunque las valoraciones son elevadas, con el S&P 500 cerca de máximos históricos, los beneficios empresariales siguen siendo saludables. El crecimiento del 13.8% en el segundo trimestre en Wall Street y las proyecciones de un 0.8% para el tercer trimestre, con un 5.9% estimado para el cuarto, sugieren que el mercado no está necesariamente sobrevalorado si los beneficios futuros son potentes. La diferencia con la burbuja puntocom radica en que las compañías actuales son sólidas, con mucha liquidez y reinvierten sus excedentes en lugar de apalancarse excesivamente.
En cuanto a los sectores y valores preferidos, mantiene la preferencia por la tecnología, los bancos, aunque tras reducir posiciones, y la electrificación (industriales, centros de datos). Pablo García desaconseja el sector de consumo, como el automotriz o el comercio minorista no alimentario, debido a la falta de visibilidad y los recientes 'profit warnings'. El sector de metales y minería también ha mostrado una recuperación, siendo una apuesta contraria que ha funcionado bien, especialmente en Europa.