José Luis Cava abre señalando que las subidas de Bitcoin (a 125.000), Ethereum (4.700) y el oro (4.000) no se deben a euforia ni a tendencias alcistas, sino a que “los especuladores de bien nos cubrimos del riesgo de la desastrosa política monetaria y fiscal que siguen nuestros gobernantes”. En su visión, comprar Bitcoin a 125.000 no implica riesgo, sino huir de “las monedas fiat que son basura”.
Pone como ejemplo a Japón, cuyo ratio deuda/PIB supera el 250%. La nueva primera ministra ha dicho que defiende “una postura fiscal responsablemente agresiva”, lo que para Cava significa simplemente “gastar más”. Para justificarlo, se plantea cambiar la métrica, pasando de deuda total a deuda neta, lo que reduce artificialmente el ratio al 85%. El experto recuerda que la UE hizo algo similar al calcular el déficit excluyendo ciertas partidas.
Los mercados reaccionaron con caídas del yen, y subidas del Nikkei, del oro y de Bitcoin. Para Cava, esto significa que “el yen se está muriendo” y que tampoco el dólar escapa, ya que frente al oro muestra una caída vertical. En conjunto, interpreta que “el antiguo orden monetario está moribundo” y sometido sólo a “cuidados paliativos".
Este contexto impulsa los activos duros: “empresas de buena calidad, oro y Bitcoin”, según el analista. Rescata las declaraciones de Larry Fink, CEO de BlackRock, quien señala que la capitalización de las criptomonedas puede alcanzar 15 billones. Con una capitalización actual de 5 billones y Bitcoin representando entre el 55% y el 60%, eso equivaldría a multiplicar su precio por tres, hasta 375.000. Añade que, incluso multiplicando por cuatro hasta 1,2 millones, apenas se igualaría al oro. “Cuando esté en un millón de dólares Bitcoin, entonces nos daremos cuenta —pero ya será tarde— de lo barato que estaba en el año 2025”.
Cava detalla además la acumulación de bitcoins en ETFs al contado (1,5 millones) y en MicroStrategy (1 millón), lo que supone 2,5 millones fuera de circulación. Destaca que en días de fuerte demanda las entradas en ETFs superan hasta por 10 veces el suministro de los mineros, generando una presión que puede causar un “shock de oferta” y dar lugar a la “vela de Dios”.