En cuanto a riesgo macro, podríamos poner sobre la mesa el repunte de la inflación por la subida de aranceles y el debilitamiento de la economía estadounidense precisamente por ese repunte arancelario. Incluso en Europa, las compañías podrían verse afectadas por los aranceles sumados a la apreciación del euro, lo que impactaría en sus beneficios. Sin embargo, esta experta clara que este no es su escenario base. Tras todas las prórrogas que ha ido concediendo Donald Trump —primero en abril, luego el 9 de julio y ahora el 1 de agosto—, lo normal es que se alcancen acuerdos en materia arancelaria. De hecho, ya se habla de menos cantidad de aranceles que los inicialmente previstos en abril, por lo que el impacto negativo sería menor.
Por otro lado, apunta que con los precios del crudo también a la baja, se mantendría un mayor control sobre la inflación. Además, habría estímulos fiscales a ambos lados del Atlántico y se sumaría una bajada de tipos por parte del Banco Central Europeo, junto al inicio de un ciclo de recortes por parte de la Reserva Federal. Así, aunque reconoce que pueden existir riesgos macro de inflación y crecimiento, no son el escenario con el que trabajan. Observa una cierta resiliencia en el crecimiento de EE.UU. y un mercado laboral que continúa fuerte.
En este contexto, el mercado de renta variable ha recuperado todo lo perdido en abril tras las expectativas tan negativas de entonces, alcanzando máximos históricos en EE.UU. y situándose cerca de esos niveles en Europa. Estos niveles podrían provocar cierta recogida de beneficios durante el tercer trimestre, coincidiendo con el periodo estival. Recuerda que la semana siguiente comienza la publicación de resultados empresariales del segundo trimestre, y los analistas han revisado a la baja las estimaciones tanto en EE.UU. como en Europa, algo que podría aprovecharse para realizar beneficios.
En renta fija, solo se observan repuntes puntuales en las rentabilidades cuando Trump lanza algún nuevo mensaje, pero en general los niveles se mantienen estables, con la curva americana a diez años rondando el 4,30%-4,26%. De este modo, el mercado de renta fija está en modo “esperar y ver”, al ritmo que marque la Reserva Federal. Las últimas Actas de la FED muestran que hubo voces discordantes aunque Powell se reafirma en mantener los tipos al calor de los datos de mercado laboral y de precios, a la espera también de cómo se resuelven las tensiones arancelarias.
En cuanto a oportunidades, considera que la temática de tecnología y, sobre todo, la inteligencia artificial con foco en software sigue siendo la que presenta más valor. Prefiere posicionarse en tecnología estadounidense antes que en la europea, donde solo detecta algunas opciones interesantes como SAP o Infineon en Alemania.
Bajo el escenario base de que no habrá recesión y que el crecimiento se mantendrá con la ayuda de políticas fiscales y monetarias, también apuesta por sectores cíclicos como consumo discrecional o el financiero. Esto se complementa para equilibrar la volatilidad de la cartera con sectores defensivos y de alta rentabilidad por dividendo, como el sector eléctrico y utilities, que forman parte esencial de su estrategia.