En total, según los analistas de Loomis Sayles & Company, “estos países suponen el 20% de la producción económica mundial” y apuntan que habrá que estar atentos a las elecciones en países claves como
Turquía (marzo), Sudáfrica (abril-julio), la India (mayo), Indonesia (julio) y Brasil (octubre). Explican en la firma que estos países representan aproximadamente el 40% de los índices de bonos emergentes y más del 25% de los índices de acciones.

Los gestores de la firma estadounidense resaltan que “comparado con la situación que se vivía hace una década, la mayor parte de los países se enfrenta a problemas económicos: en líneas generales, el PIB ha caído en torno a un 40% frente a los máximos anteriores a 2008. En un entorno con tipos de interés más altos en EE.UU. (entre 80 y 100 puntos básicos por encima de los mínimos), la coyuntura externa es ahora menos favorable y los inversores extranjeros han empezado a evitar los mercados emergentes”.

Esto ha provocado, entre otras cosas, un cambio radical de la perspectiva de los inversores institucionales, ya que en el último ejercicio la dirección de los flujos de los fondos ha variado por completo y han comenzado a huir de este tipo de países, al contrario de lo que ocurría hasta ese momento.

En la firma destacan que “en opinión de muchos analistas, los gobernantes actuales deberían salir victoriosos en aproximadamente el 75% de los comicios que se celebrarán en los países emergentes en 2014. Sin embargo, muchos de los reelegidos gobernarán más debilitados en sus segundos mandatos y seguirán enfrentándose a problemas económicos”.

En la gestora consideran que “aunque podrían hacerse promesas de fomento del crecimiento antes de las elecciones, los ganadores podrían encontrarse con que disponen de recursos limitados en las arcas públicas para atender las demandas de su población y de los inversores internacionales, lo que dificultará la realización de grandes reformas”, señalan en Loomis Sayles & Company

Sin embargo, a pesar de todo, los expertos consideran que ninguno de los principales países emergentes se enfrena a una crisis de solvencia como las que vivimos a mediados de la década de 1990. “Así las cosas, muchos políticos podrían no sentirse presionados para realizar reformas rápidamente y, por lo tanto, los inversores podrían no ver un cambio apreciable en las políticas de las autoridades”, advierten en la firma.



Ante este escenario ¿es buen momento para comprar?

Los gestores de la entidad estadounidense recuerdan que “los activos de los mercados emergentes cotizan en niveles de valoración atractivos. En el plano de la deuda corporativa y las divisas, estos mercados parecen ofrecer rendimientos más altos con mejor calidad crediticia que los bonos corporativos estadounidenses, que están relativamente caros a mediados de marzo”, reconocen.

Estos mismos expertos hacen referencia a un informe de JP Morgan que afirma que los bonos BB emergentes rentan más que los títulos B estadounidenses del sector industrial, mientras que los bonos emergentes investment grade “ofrecen ahora aproximadamente el doble de lo que pagan los bonos estadounidenses del sector industrial de similar calificación: alrededor de 260 pb sobre los títulos del Tesoro de EE.UU., frente a 130 puntos básicos”, apuntan en el banco.

En cuanto a la renta variable, también en esta firma apuntan que los mercados de acciones emergentes cotizan con un descuento en su PER frente a los desarrollados “que no se veía desde 2004-2005. Así, mientras que los mercados de EE.UU. y Europa se mueven en un PER de 16 aproximadamente, los mercados emergentes han caído hasta un nivel próximo a 10”, destacan.

Más allá de los titulares de prensa, en Loomis Sayles & Company resaltan que aunque el flujo de noticias que hemos conocido en lo que va de año de estos países sea muy negativo, hay que saber distinguir el punto en el que se encuentran sus activos financieros. “Los ciclos electorales contribuyen a alimentar estos titulares y hacen que para los inversores sea más difícil diferenciar las señales del ruido. Sin embargo, no puede obviarse que desde un punto de vista fundamental, estos mercados han cambiado mucho en los últimos 10 o 20 años”, aseguran.

Explican que las economías emergentes –salvo excepciones- viven ahora con una inflación relativamente baja, trabajadores más productivos, 8 billones de dólares en reservas de divisas fuertes y tasas de crecimiento aún superiores a las de EE.UU. y Europa, la mayor parte de los mercados emergentes está en mejor situación para afrontar el estancamiento actual que en el pasado.

“Los inversores que refuerzan sus posiciones en activos de riesgo cuando estos no gozan del favor del mercado, como ocurre ahora con las inversiones en los mercados emergentes, a menudo consiguen cuantiosas recompensas con el paso del tiempo, especialmente cuando el sentimiento deja paso a los fundamentales y las valoraciones”. Es por eso por lo que en Loomis Sayles & Company consideran que 2014 podría ser un año interesante para incorporar estos activos a las carteras”, afirmo.