Si no has perdido dinero este año… probablemente te has perdido algo mucho peor: ganar. Mientras los depósitos ofrecían rentabilidades ridículas y la inflación seguía mordisqueando el poder adquisitivo del dinero del colchón, los principales activos financieros han asistido en volandas a un rally sincronizado. Renta variable, oro, bonos, Asia, Europa, Estados Unidos, consumo, salud, etc.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

En economía, uno de los conceptos más traicioneros es el coste de oportunidad: lo que dejas de ganar por no tomar una decisión. Este año, ese coste ha sido tan visible como molesto. Y no es el año en el que sucede, sino otro año más… Porque mientras algunos activos han subido más de un +50%, muchos inversores seguían esperando una corrección, que no llegó.

¿Te suena eso de que el mercado está en máximos, ya bajará? Pues este año no bajó. Subió más. De hecho, los grandes índices bursátiles acumulan revalorizaciones de doble dígito. El Nasdaq, el S&P 500, el Nikkei, el EuroStoxx… hasta los bonos han dado alegrías tras años difíciles.

Y no hablamos de grandes apuestas ni de elegir el fondo más sofisticado del año. Hablamos de estar simplemente dentro del mercado.

Muchos ahorradores se escudan en la prudencia: “yo prefiero no arriesgar”, “el dinero está más seguro en la cuenta corriente”. Pero, esa supuesta seguridad es una ilusión: el dinero parado no es neutral, pierde valor.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Y 2025 lo ha dejado claro. Si tenías 10.000 euros en enero y los dejaste en tu cuenta, hoy tienes prácticamente lo mismo… pero con un valor real menor. Mientras tanto, quien invirtió en una cartera diversificada de fondos, incluso conservadora, ha obtenido rentabilidades más que respetables, en algunos casos superiores al 10%. Y si no contamos el efecto de la devaluación del dólar, hablamos de +20-30% y en España de +50%.

No se trata de acertar el mejor momento del año ni de elegir al próximo Nvidia. Se trata de asumir que, a largo plazo, los mercados tienden a premiar al inversor constante y disciplinado. Y que intentar predecir el momento perfecto para entrar equivale a jugar a la ruleta, pero, además, mientras no metes la bolita sigues perdiendo.

Este año lo ha demostrado (otra vez): los que estuvieron invertidos desde principios de año, simplemente con una estrategia pasiva y global, han obtenido rentabilidades más que buenas. Ya no te digo si lo has hecho con fondos de gestión activa. Incluso los perfiles más defensivos, con algo de renta fija, han acabado el año en positivo. Susto con los aranceles, pero recuperó. Y tanto. Caídas de un -20% en un solo mes, pero terminamos el año con un +50% en España.

¿Es buen momento para invertir? La respuesta es que siempre lo fue, y siempre lo es si tu horizonte es el largo plazo. Estamos en máximos. Pero el año pasado también… Sí, hay incertidumbre política, guerras, elecciones… Pero ese es siempre el contexto. El mundo nunca está tranquilo. Si esperas al momento perfecto, te lo vas a seguir perdiendo.

Este año el efectivo ha sido el activo más arriesgado. Porque te ha mantenido fuera de uno de los mejores momentos del ciclo. No por su volatilidad, sino por su coste de oportunidad. No por lo que pierdes en euros, sino por lo que dejas de ganar.

Como inversores, necesitamos un cambio de mentalidad. El riesgo no es la caída puntual de los mercados. El verdadero riesgo es no cumplir tus objetivos financieros: no poder jubilarte, no ayudar a tus hijos, no conservar tu calidad de vida.

Así que sí. 2025 ha sido otro gran año para estar invertido. Y otro año perdido para quien no lo estuvo.

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