Redeia vuelve a estar en el punto de mira de los analistas. Jefferies ha enfriado las expectativas sobre el valor al recortar su recomendación de comprar a mantener y ajustar a la baja su precio objetivo desde los 20,80 hasta los 18 euros por acción. El recorte, del 13 %, refleja la creciente cautela de cara al nuevo marco regulatorio que entrará en vigor entre 2026 y 2031.
Pese al tijeretazo, el informe no es del todo pesimista: con la acción instalada en torno a los 16,3 euros, el nuevo precio objetivo deja todavía un potencial alcista cercano al 11%. Eso sí, el mercado no está acompañando. Redeia acumula un retroceso del 3% en lo que va de 2025, con unas caídas que se han acentuado aún más desde mediados de este mes de julio, síntoma de que los inversores ya descuentan la menor visibilidad regulatoria y las dudas sobre su capacidad de crecimiento a medio plazo. Y que está suponiendo el recorte a la baja en las valoraciones de casas de análisis como Jefferies.
El ajuste de Jefferies se apoya en tres pilares: una menor rentabilidad regulada (RoR), que bajaría del 7 % al 6,75 %; un recorte del 7,6 % en el techo de gastos operativos; y una base de activos regulados (RAB) más modesta, con un descenso del 6 % en las proyecciones para 2025–2030. Todo ello ha llevado a la firma a rebajar sus previsiones de beneficio por acción un 13 % para 2025–2027, situándolas en torno a un 10% por debajo del consenso de mercado para 2026 y 2027.
La valoración tampoco ayuda. Redeia cotiza a 17 veces beneficios esperados para 2026, lo que supone una prima del 18% respecto a sus comparables europeos como Elia, Terna o National Grid. A cambio, mantiene un atractivo dividendo, con una rentabilidad estimada del 4,8%, que se convierte en el gran argumento de quienes siguen apostando por la compañía.
En el horizonte aparece un posible catalizador: el Plan Nacional de Inversiones 2025–2030, que podría movilizar hasta 13.600 millones de euros. Redeia ejecutaría aproximadamente el 75 %, lo que supondría unos 1.500 millones de inversión anual. No obstante, Jefferies considera que gran parte de este impulso ya está recogido en las estimaciones del mercado.
Con todo, la lectura es clara: Redeia ofrece estabilidad y dividendo, pero el crecimiento está más limitado de lo que se preveía. El verdadero desafío estará en cómo navegue el grupo la próxima etapa regulatoria.