En estos doce meses, el comportamiento del principal selectivo estadounidense ha sido casi como el de una montaña rusa. Pocos meses después de alcanzar este nivel, los mercados comenzaron a dar traspiés, el más peligroso el de agosto del año pasado cuando el índice llegó a caer un 9%. Los episodios de volatilidad desde ese momento se han repetido en varias ocasiones, sobre todo a inicios de este año.

Con todo, en estos meses los inversores se han llevado poco del S&P 500, más allá de algún susto. Así, el índice ha superado ya su séptimo año alcista, el segundo periodo más largo de su historia.

Lo hace con un PER esperado para finales de este año de 18 veces, muy por encima de su media histórica y de los últimos años. Unos niveles que se deben no tan solo a las subidas de los mercados, sino a los descensos de los beneficios.



Según Javier Rillo, gestor de Ibercaja Alpha apunta que “nuestra visión es que Wall Street está realmente caro, con unas valoraciones que no atienden a los beneficios, que han caído un 13% (si se quitan los extraordinarios. Con estos niveles de entrada, los retornos a medio plazo no han sido positivos”.
 
La situación cristaliza, además, en un momento en el que se ha conocido que los miembros de la Reserva Federal están preparados para elevar los tipos en los próximos meses.  Algo que podría obstaculizar la capacidad de subida de los mercados.
 
Como explica Luis Francisco Ruiz, director de análisis de Estrategias de Inversión, “si la Fed sube tipos una o dos veces, le va a pasar factura a Wall Street porque no lo descuenta y subiría el dólar y afectaría también a las empresas. Si sube tipos, lo normal es que lo haga en un 0,25%.”
 
El agotamiento de los inversores, las altas valoraciones, la posibilidad de que la FED suba tipos y los riesgos latentes que no acaban de desaparecer hace que pocos confíen en la posibilidad de que Wall Street consiga ir más allá de los máximos conseguidos en mayo del año pasado. Lo cierto es también que casi nadie espera que la bolsa se desplome.
 
Eso sí, en las últimas semanas hemos conocido como varios inversores como Carl Icahn o el propio George Soros den un paso significativo al abandonar la bolsa americana como si no hubiera un mañana.
 
En este entorno, las encuestas de gestores muestran un distanciamiento creciente entre los inversores y la bolsa americana. En concreto, un 18% de los encuestados de mayo la tiene infraponderada en su cartera, frente al 10% de hace un mes. Lo que es peor es que esta situación ocurre desde hace ya 15 meses consecutivos.


Como explicaban los expertos de Goldman Sachs hace meses, parte de las subidas de los índices en los últimos años se ha producido por el elevado nivel de recompras de acciones que han desarrollado las propias empresas.
 
Gran parte de los grandes bancos de inversión americanos han iniciado en las últimas semanas un proceso de rebaja de recomendación para la renta variable americana.  A los analistas de Bank of America Merrill Lynch, Goldman Sachs y JP Morgan les preocupa el verano. Algunos de ellos, incluso, han recomendado este año vender en mayo y tomarse unas largas vacaciones.
 
Hace solo unos días que Peter Garnry, jefe de estrategia de renta variable de Saxo Bank, apuntaba que “vemos potencial para estar corto en índices como el S&P500”.
 
Apple no ayuda
 
Por si fuera poco, la mayor compañía cotizada del mundo, tampoco está ayudando al selectivo. Hay que tener en cuenta que su importancia es crucial ya que según las cifras que dan algunas firmas de análisis ha generado alrededor del 25% de la expansión de márgenes de todo el S&P 500 desde 2009 hasta la actualidad.  En Goldman Sachs, por ejemplo explicaban en un informe hace unos meses que “en términos de beneficio por acción, entre 2009 y 2015, las ventas y los beneficios de Apple han crecido un 440% y un 550%, respectivamente”.  


 
Aunque Apple tocó máximos históricos en abril del año pasado, en 134,54 dólares, hace justo 12 meses, la compañía seguía en 133 dólares. Es decir, que a día de hoy la empresa sigue casi un 30% por debajo de sus máximos histócios y de los doce últimos meses.
 
Los malos resultados del primer trimestre han hecho que muchos inversores bajen las manos ante un valor al que ven incapaz para seguir sorprendiendo. Apple se deja más de un 10% en lo que va de año y cotiza a un PER que es casi la mitad que el del propio selectivo, en poco más de 10 veces beneficios.

 
Un momento que el equipo de inversión de Warren Buffett ha elegido para entrar en esta compañía a pesar de su aparente alergia por la tecnología. Apunta Albert Enguix, gestor de GVC Gaesco Gestión, que “ha entrado en el valor porque confía en Tim Cook y retorne gran parte de su caja a los accionistas. Pero esto es una contradicción si la semana pasada te has gastado mil millones de dolares en el Uber chino.., por otro lado uno de los pilares de Apple es la venta de Iphones con una tendencia a la baja en las ventas. Solo mantenido por la compra de sus fieles clientes..  los iwatchs no están teniendo el efecto en ventas que se esperaba y los futuros proyectos de fabricación de coches son rumores..”
 
Por el momento, los analistas mantienen la esperanza de que tras el verano, cuando Apple presente su nuevo iPhone 7, podríamos ver un alza en las ventas y una recuperación de la cotización.
 
Con todo, la mayor parte de los analistas que siguen la evolución de Apple en bolsa optan por comprar la compañía. El consenso le da un precio objetivo de 123,50 dólares por acción que le daría un potencial de revalorización de más de un 30% desde el nivel actual de cotización.

Por cierto, que 2016 es un año electoral en Estados Unidos. Como recordaba Cárpatos en su sección, los datos muestran que en los años como este en el que el resultado está muy abierto desde 1933 hasta la fecha no se habría ganado nada comprando a mediados de mayo.
 
 QUIZÁ LE INTERESE LEER
“A pesar de la entrada de Buffett, sus principales inversores dan la espalda a Apple”
“Los grandes patrimonios creen que el activo más rentable este año será el capital riesgo”
“Los inversores temen caídas en la renta variable estadounidense”