Además de tu papel en Pictet, eres Director Académico del Máster MFIA del Instituto BME . ¿En qué consiste tu labor formativa?
Desde hace casi 20 años dirijo el área académica del Máster MFIA del instituto BME, donde diseñó el programa formativo para que sea útil, práctico y duradero.
Buscamos que los alumnos comprendan los fundamentos de cada instrumento, mercado y activo. Queremos que lo aprendido no caduque, que les sirva a lo largo de su carrera profesional.
¿Cuáles son los conceptos clave que transmitís a los alumnos del máster?
Lo primero es recordar que detrás de cada inversión hay una persona, un ahorrador que ha trabajado, pagado impuestos y confía en nosotros. Por tanto, hay una responsabilidad fiduciaria enorme.
Les enseñamos a entender cada instrumento, a explicar de forma sencilla qué es, para qué sirve y cómo funciona. Usamos ejemplos prácticos: si en nutrición sabes que no puedes basar tu dieta solo en carbohidratos, en inversión tampoco puedes concentrarte en un solo activo por mucho que te guste. El equilibrio es esencial.
Esa visión ética y humana es muy interesante. ¿También la trabajáis como parte de la formación?
Sí, tenemos módulos de coaching financiero y ética profesional. Les enseñamos que “ser buena gente es rentable”. La transparencia, la empatía y la honestidad generan confianza, y la confianza es la base de la relación con el cliente.
Hablamos incluso de neuroquímica: cómo funcionan los neurotransmisores, la noradrenalina o la dopamina, y cómo afectan a nuestras decisiones.
En las clausuras del máster invitamos a las familias, porque creemos que cuidar el entorno personal es esencial. Un profesional que descuida su vida privada acaba sobrerreaccionando en la profesional. El equilibrio emocional es tan importante como el técnico.
¿Qué futuro tiene la IA en la selección de activos?
Más que seleccionar activos, la inteligencia artificial nos permite aumentar la eficiencia en esa selección. Su función es eliminar sesgos y quedarnos con lo realmente idiosincrático de cada compañía. Es como limpiar un filete: quitarle la grasa y quedarte solo con el solomillo.
De esa manera, podemos comparar riesgos específicos, no factoriales, entre empresas del mismo sector y entender cuál tiene más fundamento.
La inteligencia artificial no predice si la renta variable subirá o bajará, ni sustituye la visión macro. Pero sí mejora la comparación entre activos, reduce sesgos y optimiza decisiones relativas. No te dice qué barco ganará la carrera, pero sí cuál navega mejor cuando el mar está en calma.
Pasemos al ámbito ESG. Tras años de auge y una posterior corrección, ¿en qué punto está ahora la inversión sostenible?
La sostenibilidad no entiende de ciclos. Es puro sentido común: cualquier inversor responsable debe comprender el impacto medioambiental, social y de buen gobierno de sus inversiones.
Es cierto que tras la guerra de Ucrania hubo un giro, igual que ocurrió tras la crisis de Lehman Brothers. Pero en Pictet el compromiso ESG no es oportunista, forma parte de nuestro ADN.
Ahora el enfoque es más pragmático y basado en datos. Se ha demostrado que se puede ser rentable y sostenible al mismo tiempo. Además, integrar criterios ESG ayuda a minimizar riesgos y a entender mejor en qué se invierte.
¿Qué consejo darías a un joven que quiera trabajar en banca o en gestión de activos?
Formarse bien. La mayor ventaja competitiva hoy es combinar conocimientos financieros con nociones básicas de inteligencia artificial.
Y también ser paciente: centrarse en aprender y en ser útil antes que en ascender rápido. Las carreras sólidas se construyen a largo plazo.
Hay que ser sostenible… y sostenido.
Exacto, y resiliente.
Tras más de 25 años de experiencia, ¿cuál dirías que es la habilidad no financiera más importante que has tenido que desarrollar?
El control emocional.
Soy una persona empática, y eso puede jugarte malas pasadas si el corazón se impone a la razón. Aprender a equilibrar emoción y lógica ha sido, sin duda, el mayor aprendizaje de mi carrera.
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