Los expertos de BNY Mellon acaban de publicar una nota en la que detallan siete razones que justificarían apostar por la gestión activa:

 
1- El poder de la capitalización compuesta: En su opinión, “en un entorno en el que las acciones que reparten dividendo están ganando relevancia, los gestores activos pueden ayudar a los inversores a seleccionar las empresas más alineadas con los intereses de sus accionistas o las más comprometidas con el pago del dividendo, evitando aquellas que puedan representar un riesgo.”
 
En opinión de Terry Coles, gestor de carteras de renta variable global de Newton “las acciones que reparten dividendo pueden ofrecer rentas muy superiores a las de los bonos o el efectivo pero que, a menudo, los inversores lo pasan por alto, ya sea porque la renta variable se ha asociado tradicionalmente a una mayor volatilidad o porque existe la percepción de que esta estrategia ofrece un potencial de crecimiento limitado”.  Para no equivocarse, dicen, la clave está en la selección de activos.


 2- La diversificación: En opinión de la firma, “los gestores activos pueden construir carteras diversificadas que contribuyan a minimizar los riesgos y que combinen diferentes tipos de activos con el fin de mantener la rentabilidad de la inversión.”

3-  El fin del modelo único en renta fija: Este activo es uno de los más afectados a nivel mundial por las políticas de expansión cuantitativa de los bancos centrales. De acuerdo con la firma, “ahora más que nunca, los gestores de renta fija persiguen generar rentabilidad mediante decisiones activas con respecto a las exposiciones sectoriales y geográficas, así como a la duración, los vencimientos y las divisas”.
Los gestores activos pueden influir en las compañías en las que invierten. Según los expertos de esta firma, “los gestores activos pueden mitigar los riesgos al asegurarse de que las empresas en las que invierten defienden los intereses de los accionistas minoritarios y se protegen frente a los riesgos reputacionales”.


4- Respuesta ante la volatilidad:  Uno de los mayores temores de los inversores es el fuerte repunte de la volatilidad que este año ha coincidido, además, con los episodios de mayores temores de los mercados en años.   La volatilidad ha echado a muchos inversores de las bolsas y ha provocado cierta aversión.
 
Además, es algo a lo que debemos acostumbrarnos porque la mayor parte de las firmas de análisis coinciden en que en esta fase del mercado  -séptimo año de bull market en EEUU- es común que los repuntes de volatilidad sean más próximos en el tiempo y aumenten de intensidad.
 
Por eso en la gestora creen que un gestor activo puede ayudar a amortiguar estos efectos. De acuerdo con los gestores de BNY Mellon “una cartera de activos poco correlacionados en la que se gestionen activamente las exposiciones puede amortiguar el impacto de la volatilidad y contribuir a obtener mejores resultados a largo plazo”.
 
6- Invertir de forma selectiva en mercados emergentes: Hablar de mercados emergentes es hablar de decenas de países todos y cada uno de ellos con características bien diferentes.  Saber seleccionar qué activo y de qué zona metemos en nuestra cartera es crucial. Eso puede marcar la diferencia.

7- Identificar riesgos políticos: Sobre todo en mercados emergentes, más cuando los gobiernos están controlados por oligarquías o dictaduras.  Explican en la gestora que “este tipo de expertos pueden analizar esta información y modular las exposiciones para mitigar los riesgos potenciales asociados a este tipo de propietarios”.
 
 
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