Muchas personas dicen que la rentabilidad de un activo y la de un inversor difiere por las comisiones de gestión del activo en que se invierte. Y no es así. Claro que es mejor que un fondo, o un ETF tenga menores comisiones, pero la fuga de rentabilidad no es por las comisiones de gestión. Eres tú. Soy yo. Pero claro, nos cuesta mucho más aceptar que el error es nuestro y solemos echar las culpas hacia fuera. ¡Son las comisiones!, gritamos agitando la bandera de los indexados.
De hecho, es curioso que la brecha entre activo y rentabilidad del inversor es mayor en ETFs que en fondos, cuando la lógica nos diría que no debería ser así por las comisiones. Pues fuera prejuicios, hola datos.
Normalmente, cuando compramos o vendemos un activo, estamos dejándonos llevar (aunque sea un poco) por titulares, o por impresiones más o menos acertadas y expost. ¿Quién dijo que el inversor es perfectamente racional? Nada más alejado de la realidad.
Morningstar ha calculado que, en los últimos 10 años, los fondos han generado una rentabilidad media anual del 8,2%, mientras que sus inversores solo han capturado un 7,0%. Esa diferencia del 1,2% anual —el gap— equivale a un 15% del total acumulado. No es moco de pavo. Es la diferencia entre llegar con holgura a la jubilación o quedarse justo. Y eso que, según los datos del informe, hemos reducido la brecha desde el 1,7% (Rolling a 10 años). Y, cuidado, en ETFs de renta variable internacional, el gap supera el 3%, mucho ojo.
Fuente: Carlos Arenas Laorga, con datos del Mind the Gap 2025
¿Y por qué sucede esto? Por el (en este paréntesis cabe cualquier adjetivo calificativo peyorativo) market timing.
Imagina a Julio, un inversor promedio. Lee que un fondo ha subido un 20% en los últimos doce meses. Mira el fondo, le gusta y lo suscribe. A los tres meses el mercado corrige un 10%. Sale. Espera. El fondo rebota un 15%. Entra de nuevo.
El ejemplo es un poco exagerado, pero es bastante descriptivo de lo que sucede. No hay más que hacer un análisis sobre los índices y los flujos hacia esos índices… El resultado es que el fondo que suscribió Julio lleva un +8% y Julio, con suerte, alcanza el +4%.
El problema de fondo no es que los inversores seamos torpes o miedosos. Es que a muchos nadie les ha explicado bien cómo funciona esto. Muchos aún piensan que rentabilidad y riesgo son independientes. Sin ser conscientes, por supuesto.
Lo bueno de esto es que no es lo que piense yo o lo que piense fulano. Los datos lo demuestran. Y la conclusión es alucinante: cuanto más se mueve el inversor, menos gana.
Una y otra vez, cometemos los mismos errores. Somos el animal que tropieza, no dos veces, sino infinitud, en la misma piedra. Siempre solemos pensar que esta vez será diferente. Y no…
- Entramos en el mercado tarde.
- Nos salimos cuando la sangre corre por las calles.
- Nos enamoramos del fondo de moda justo antes de que deje de serlo.
- Nos vamos del aburrido fondo que da un 6% constante por miedo a perdernos el 20% del Nasdaq… justo antes del batacazo.
Siempre me gusta asemejar la inversión con la dieta. Muchos saben lo que hay que hacer, pero pocos lo hacen. Comprar barato y vender caro es de primero, no de economía, sino de la vida. Luego ya nos adentramos en cosas como diversificar, estar invertido a largo plazo… reglas simples pero contraculturales. Porque exigen paciencia, autodisciplina y resistir el ruido.
Fuente: Carlos Arenas Laorga, con datos del Mind the Gap 2025
Esta brecha existe. Y no pienses que eres inmune. No hay modo de solucionarlo más que con educación financiera. Conociendo que existe esto, sabiendo que caemos, aceptando el error y poniendo medios para no volver a hacerlo.
Te animo con 3 consejos para cerrar esta brecha y mejorar en tus inversiones.
- Automatiza: si sabes que tus emociones te van a jugar malas pasadas, evita tener que decidir cada vez que quieras invertir. Programa aportaciones periódicas. Menos estrés, más eficiencia.
- Ignora los titulares: si tu estrategia de inversión cambia cada vez que lees un tuit o un titular, necesitas más distancia. La información sin filtro es un veneno para el inversor. Información, bien. Sin filtro, error.
- Mide la rentabilidad real: muchos presumen del +32% de su fondo growth, pero no hablan de que ellos llevan un +12% solamente. Sé honrado contigo mismo.
La diferencia entre tú y el fondo está en tu cabeza. Y esa brecha, aunque parezca pequeña (un 1% anual), es capaz de reducir en un 30-40% tu patrimonio final a largo plazo. No le eches la culpa a las comisiones. Vamos a convertirnos en mejores inversores. Basta de echar culpas fuera.
La actitud de muchos inversores recuerda, por desgracia, al conocido refrán que se puede aplicar en numerosas ocasiones de que todo viento es favorable para el barco que no sabe a dónde va.
El inversor medio gana menos que su fondo (ETF o cualquier activo) porque compra tarde, vende mal y se deja llevar. Y eso tiene cura. Se llama educación financiera.
¿Quieres cerrar tu gap? Empieza por quedarte quieto.