El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dicho que sean las empresas energéticas, específicamente los presidentes "ultrarricos" de dichas compañías, quienes propongan y costeen la prórroga de la vida útil de las centrales nucleares en España. En su comparecencia en el Congreso de los Diputados para abordar el reciente apagón que afectó a la península ibérica, Sánchez ha destacado que esta extensión más allá de 2035 debe cumplir con criterios de seguridad ciudadana, viabilidad económica financiada por las empresas y garantía de suministro eléctrico.

En su discurso, el presidente ha resaltado la importancia de que la prórroga de las centrales nucleares cumpla con tres criterios esenciales. En primer lugar, debe garantizar la seguridad de los ciudadanos. En segundo lugar, debe ser económicamente viable y financiado por las empresas energéticas, evitando así que recaiga en el contribuyente. Por último, la medida debe asegurar la continuidad del suministro eléctrico. Sánchez ha subrayado la lógica de estos criterios y ha señalado que actualmente se encuentra lejos de que se cumplan, ya que ninguna de las grandes empresas energéticas ha solicitado formalmente la prórroga.

El presidente ha reiterado que el futuro energético de España debe ser verde o de lo contrario no será sostenible. Desde 2018, el Gobierno ha trazado una hoja de ruta en materia energética que no se desviará ni un ápice. Sánchez ha enfatizado que las energías renovables no solo representan el futuro, sino que son la única y mejor opción para el país.

En el mismo debate, Pedro Sánchez ha criticado al Partido Popular por el modelo energético durante la administración de Mariano Rajoy, que implicaba la transferencia de 42.400 millones de euros a países productores de petróleo y gas. Esta cifra superaba el gasto en prestaciones por desempleo y multiplicaba por ocho el gasto en educación. Según el presidente, este modelo hacía a España altamente dependiente y vulnerable en el ámbito internacional, generaba un fuerte impacto ambiental y resultaba en los precios de la electricidad más altos de Europa.

Sánchez ha destacado que este enfoque energético provocaba una mayor dependencia del exterior, con consecuencias como facturas de electricidad más elevadas para la industria, los hogares y las pymes. Este modelo, según el presidente, era ideológico y beneficiaba a unos pocos, perjudicando la competitividad y las inversiones extranjeras en el país.