La probabilidad de una bajada de 25 puntos básicos, que hace solo unos días no llegaba al 30%, supera ahora el 80%, un movimiento que se explica por la reducción de diversas incertidumbres que venían lastrando el sentimiento inversor. Entre ellas destaca el avance de las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China, la aprobación de rebajas fiscales para países como India o Suiza, y un mejor clima diálogo con Canadá, México y la Unión Europea. También contribuye la percepción de un escenario algo menos tenso en Ucrania, donde la posibilidad de un acuerdo de paz ha reforzado la confianza. En paralelo, los resultados empresariales del tercer trimestre han sorprendido al alza: el beneficio por acción en Estados Unidos creció un 14,7% y en Europa un 4,3%. A ello se suma el fin del shutdown estadounidense, que eliminó un foco adicional de ruido político.

En este contexto, la corrección de la semana pasada en las grandes tecnológicas se interpreta más como un ajuste puntual que como un cambio de tendencia. El rebote del Nasdaq, con una subida del 2,69% liderada por Alphabet, refleja que el apetito inversor por el sector se mantiene intacto. El índice venía de marcar tres máximos históricos consecutivos y, con un colchón notable de plusvalías, es natural que algunos inversores optaran por hacer caja.

De cara al tradicional rally de Navidad, el optimismo puede sostenerse, especialmente ahora que arranca la semana del Thanksgiving y del Black Friday, con expectativas de consumo robustas en Estados Unidos. Aunque las valoraciones están exigentes —el S&P 500 cotiza a 22,8 veces beneficios frente a una media histórica de 17—, los resultados continúan respaldando las cotizaciones. Buena parte de las grandes inversiones en inteligencia artificial, lejos de financiarse con deuda, se están realizando con la enorme caja que acumulan los gigantes tecnológicos. Estamos hablando de compañías con balances descomunales y capacidad para rentabilizar estas inversiones: Nvidia, Alphabet, Microsoft, Apple o Amazon, son ejemplos de empresas con un modelo sólido y escala suficiente para liderar la revolución de la IA. 

Aunque algunos inversores de renombre, como Michael Burry o Ray Dalio, han mostrado cautela ante las valoraciones actuales, otros han reforzado su exposición al sector; es el caso de Warren Buffett, que recientemente adquirió 4.300 millones de dólares en acciones de Alphabet, una operación que ha devuelto confianza a parte del mercado. En Divacons-Alphavalue, pese a la volatilidad, no hemos realizado cambios en la cartera internacional y seguimos largos en tecnología —Amazon, Apple, Nvidia, Palantir, Alphabet— porque estas compañías continúan demostrando fortaleza trimestre tras trimestre. Para plantearnos un giro necesitaríamos noticias realmente negativas, como un profit warning generalizado o un frenazo abrupto en la inteligencia artificial.