Cuando uno invierte en el mercado estadounidense, lo normal es pensar que está apostando por la economía de EE.UU., sus tipos de interés, su inflación, su consumo interno. Pero hay una pregunta que muchos inversores no se hacen: ¿de verdad el negocio de estas compañías está en Estados Unidos?
La globalización no solo cambió la forma en la que viajamos o compramos, también alteró profundamente los flujos de beneficios. Y es que muchas de las grandes empresas estadounidenses (y de casi cualquier país, cuidado: estoy tomando EE.UU. porque es quien tiene el índice más grande en liquidez y profundidad) —especialmente las que dominan los índices bursátiles— generan una parte sustancial de sus ingresos fuera de su país de origen.
Fuente: Carlos Arenas Laorga, con datos de Fidelity International
Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia, Meta y Tesla. Estas siete compañías concentran en torno al 30% del S&P 500. Y son estadounidenses. Pero si nos fijamos en sus revenues, el pasaporte digamos que tiene varias nacionalidades.
Es decir, cuando compras un fondo indexado al S&P 500 y un 10% se destina a Apple, no estás invirtiendo solo en California, también lo haces indirectamente en China, India o Europa. Porque buena parte de los iPhones no solo se ensamblan fuera: se venden fuera.
El gráfico muestra que el 40% de los ingresos totales de las empresas del S&P 500 provienen de fuera de EE.UU. (fíjate en las diferencias entre el top 10 y el resto). Este fenómeno se amplifica en sectores como tecnología, salud, o consumo cíclico. Otros sectores como utilities o Real Estate siguen siendo muy domésticos.
Esta internacionalización tiene algunas consecuencias que quiero recordarte, aunque ya las sabes. La principal y de la que se derivan todas: aunque inviertas en un país (EE.UU., en nuestro ejemplo), tu exposición no es pura a ese país. De hecho, en casos como Reino Unido o Suiza puede ser hasta mínima. De aquí se desprenden otras, como la descorrelación parcial. Es decir, aunque tu mercado de referencia caiga, muchos ingresos pueden estar protegidos por demanda externa. Ejemplos los encontramos por miles. Nestlé (Suiza) genera más del 90% de sus ingresos fuera del país; Toyota (Japón) exporta más del 75% de su producción; LVMH (Francia) depende enormemente del consumo de lujo en Asia. Una cosa es dónde estén domiciliadas sus sedes y otra dónde ganan pasta, dicho mal y pronto.
Por ejemplo, uno de los errores que más me encuentro. Muchos inversores piensan que están diversificando al añadir renta variable internacional a su cartera, cuando buena parte de sus fondos americanos ya contienen exposición internacional. Y al revés: comprar un fondo global no garantiza que estás alejándote de EE.UU., ya que en muchos casos el peso del S&P 500 supera ampliamente el 60%.
No es que haya que ser un hacha de la inversión, pero tenemos que hilar un poco más fino. Si buscas exposición real a economías emergentes, un fondo de EE.UU. no te la va a dar, aunque Google venda publicidad en Malasia.
Si quieres beneficiarte del crecimiento de la clase media asiática, quizá te sea más útil un fondo que tenga LVMH o Apple antes que uno asiático. Cuidado.
Mi consejo es que mires si las compañías crecen por el crecimiento del país. Eso se ve muy claramente con fondos de La India. Sin mencionar nombres, hay fondos que invierten en India cuyos revenues vienen de fuera de India en un 70% (incluso en otras divisas); y los hay cuyo crecimiento viene de verdad de La India, de su consumo interno, de sus inversiones, etc.
Cuando revises tu cartera este fin de año, échale un ojo a esto que te cuento, porque merece la pena y nos podemos llevar sustos. Y además tienes un nuevo motivo para ejercer de cuñado en las cenas navideñas. Cuando alguien te diga que solo invierte en Estados Unidos, mírale con una sonrisa displicente que denote superioridad a todas luces y le dice: ¿seguro?