Wall Street sigue muy de cerca la decisión que pueda temar la Reserva Federal. Es el catalizador más importante del momento y por eso todas las declaraciones relacionadas con la posible política monetaria que se puede llevar a cabo próximamente tienen bastante impacto sobre los mercados. Es algo que hemos visto en los últimos años y que ahora mismo no suponen una excepción.

Las últimas palabras que han surgido su efecto sobre el parqué neoyorkino han sido las de Fisher, vicepresidente de la Fed, que alertó sobre las más que posibilidades de que Estados Unidos aumento los tipos de interés en más de una ocasión este año. Eso tuvo se reflejo en tono negativo el viernes, pero hoy la dinámica ha cambiado, con los bancos norteamericanos a la cabeza.

Además, hemos conocido datos macroeconómicos que siguen en consonancia con los que se han ido publicando últimamente. Los ingresos personales del mes de julio se incrementan 0,4%, lo esperado, desde el 0,3% anterior.

Los datos personales se relajan un poco hasta tener un incremento del 0,3% desde el 0,4% anterior, mejor de lo esperado que era un frenazo hasta el 0,2%. Con todo, la tasa de ahorro sube desde el 5,5% hasta el 5,7%, alimentando la sensación de que los incrementos de los salarios están formando un incremento potencial de la inflación, tal como esperar la Reserva Federal. Por su parte, el PCE en julio sube el 0,1%, lo esperado, y el subyacente interanual mejora el 1,6%.