Europa puede, básicamente, optar entre dos caminos. El primero y más probable, además de infructuoso, es seguir adelante con el enfoque actual, consistente en seguir tratando sucesivamente los problemas más urgentes de forma individualizada y dejar para el futuro una solución a las causas de fondo, considerando que la crisis actual no es en realidad una crisis europea sino una suma de crisis de diferentes países europeos. Resulta difícil imaginar que esto vaya a resultar en el caso de España cuando se ha mostrado claramente ineficaz con países y economías de menor tamaño. Parece haber, de momento, una determinación general sobre la necesidad de mantener a España dentro de la Eurozona, incluso de sobreentiende que así será. Pero una cosa es defender un sistema monetario, porque se teme el coste incierto de una ruptura, y otra cosa diferente es poder afirmar que este sistema satisfaga las necesidades de los hogares y de las empresas... Una línea argumental que en breve saltará a los debates y que conduce inevitablemente a plantear preguntas acerca de la carga de la deuda y su posible reestructuración, lo que en su momento proporcionará otra buena dosis de incertidumbre y, si se sigue optando por la estrategia hasta ahora seguida, las condiciones adecuadas para que España se vea abocada a un nuevo rescate, de tipo soberano.
La segunda alternativa consiste en en cambiar la escala de las respuestas y comenzar a hablar en términos pan europeos y de una unión monetaria efectiva. Obviamente, esto último implicaría definir un acuerdo marco con su hoja de ruta, calendario y compromisos, con el fin de llegar a una verdadera unión fiscal, bancaria y económica, algo a lo que se apuntan todos los líderes cuando están delante de un micrófono pero a lo que se resisten cuando se trata de defenderlo de manera efectiva y con medidas legislativas concretas ante sus electores.
Es cierto que temas como la posibilidad de ver a España fuera de la Eurozona, o de que España reestructure su deuda soberana y la bancaria, no están en la agenda de la cumbre. Pero son temas que no pueden ser totalmente ignorados durante mucho más tiempo. En cualquier caso no todo son malas noticias y los españoles, al igual que los italianos, portugueses y griegos todavía podemos agarrarnos a la esperanza de marcar algún gol a Alemania, aunque sea en la Eurocopa.