Rodolfo, eres una de las personas que más sabe de negocios digitales en Internet en España. ¿Cómo estás viendo el auge de la inteligencia artificial en estos momentos?
Creo que estamos viviendo un momento algo sobrevalorado. Si lees las noticias, cada ronda de financiación en EE. UU. ya habla de miles de millones, con empresas valoradas en 300 millones que todavía no generan beneficios. La promesa de la inteligencia artificial es muy fuerte y su uso, que yo empleo con frecuencia, resulta muy interesante porque ahorra mucho tiempo. Hoy es posible que una sola persona facture 20 millones, algo impensable antes, gracias a la IA. Pero insisto: no todas esas valoraciones tienen sentido. Algunas compañías alcanzarán esos niveles, pero es imposible que todas valgan tanto.
En el año 2000 vivimos la burbuja tecnológica. ¿Estamos ante algo parecido o esta vez la historia es diferente?
La situación actual no es comparable. En el año 2000 había apenas 300 millones de personas en Internet; hoy son casi 5.000 millones, lo que multiplica de forma increíble el número de clientes potenciales. Es verdad que veremos correcciones porque las valoraciones están desbocadas, pero hay avances muy valiosos. Los llamados “agentes verticales”, asistentes especializados en tareas concretas, ya están generando negocio para muchas pymes. Existe una oportunidad real.
En EE. UU. ya hay grandes tecnológicas que están despidiendo miles de empleados gracias a la automatización con IA. ¿Qué ocurre en España?
Aquí el proceso es mucho más lento. Los departamentos tecnológicos de las grandes empresas utilizan Microsoft, ChatGPT y otras herramientas, y veremos sustituciones o la no contratación de nuevos puestos, pero todavía no tiene el mismo impacto que en EE. UU. Allí empresas como Celsos ya han anunciado despidos masivos de 4.000 personas cubiertos con IA. En España, de momento, es más tímido.
¿Cómo imaginas a una pyme dentro de cinco años con la inteligencia artificial?
Va a depender del conocimiento que tengan y de cómo lo apliquen. Si una pyme cuenta con una expertise muy concreta y logra trasladarla a un agente inteligente, podrá rentabilizarla muy bien con muy poca inversión. Habrá muchas pequeñas empresas que vivirán muy bien gracias a agentes especializados.
¿Ves algún sector o empresa en España que destaque en la adopción de IA?
Sobre todo empresas de servicios que venden soluciones de inteligencia artificial a terceros. En compañías tradicionales la adopción es mucho menor. Un caso diferente es Inditex, que ha revolucionado su logística apoyándose en la IA, aunque formaba parte de un proyecto en el que ya estaban trabajando.
Pasemos a otro terreno en el que también eres experto: los activos digitales. ¿Cómo está influyendo la IA en las criptomonedas?
La regulación en EE. UU. está marcando un antes y un después en cómo los gobiernos tratan a las divisas digitales. Esto impulsará los mercados. En mi opinión, Bitcoin y unas cuantas criptomonedas fuertes seguirán creciendo.
Entrevistador: ¿Qué consejo le darías a una pyme que quiera integrar la inteligencia artificial en su negocio?
Que pague los 20 euros al mes de ChatGPT para todos sus ejecutivos, como mínimo. Cuantos más empleados lo usen, más valor gana la empresa. La clave es que la organización entera experimente y aproveche la herramienta.
¿La regulación europea puede convertirse en un freno para la IA?
Podría serlo, pero el mayor problema es que Europa ha perdido el tren. Vamos muy tarde. Solo hay un caso como Mistral, donde se está invirtiendo bastante dinero, pero resulta muy difícil competir. Mientras en EE. UU. compañías como Meta, Microsoft o Amazon hablan de invertir decenas de miles de millones de dólares hasta 2028, en Europa hablamos de otra liga.
Entrevistador: ¿Podrán las máquinas tomar algún día las decisiones de un CEO?
Muchas sí, la mayoría. Veremos empresas unipersonales donde el “consejo de administración” estará formado por inteligencias artificiales especializadas en ventas, operaciones, finanzas… Pero aún faltará la intuición humana, la que nace de la experiencia y permite tomar decisiones diferentes. La IA multiplica la capacidad humana en muchos aspectos, pero sigue tropezando en lo más sencillo: interpretar gestos, emociones o crear ideas rápidas e imaginativas. Eso todavía es terreno del ser humano.