José Luis Cava se plantea si la fuerte caída del oro es preocupante y si la tendencia alcista se ha agotado. Para responder, explica que los políticos “van a seguir gastando y emitiendo deuda pública”, lo que implica que la liquidez global continuará creciendo. Aunque pueda haber alguna contracción puntual, el experto subraya que “la liquidez sigue incrementándose porque el Banco Central de China está inyectando dinero en el sistema”. Añade que el dólar continúa en una tendencia bajista, por lo que descarta que la caída del oro se deba a una reducción de liquidez: “no estamos asistiendo a un episodio de contracción”.
También analiza el índice MOVE, que mide la volatilidad del mercado de bonos, y observa que “ha rebotado en 70, llegó a 80 y ahora vuelve a 77”, sin mostrar señales de una tendencia alcista sostenida. Con ello concluye: “la liquidez sigue siendo holgada y no es la causa de la caída del oro”.
Cava atribuye la corrección a factores internos del mercado. Explica que el oro “había subido parabólicamente” y alcanzado niveles históricos de sobrecompra, con récords de entrada en los ETF de oro y plata. Por eso, considera lógico que se produzca una “realización de beneficios” tras ese exceso de optimismo.
Además, identifica un componente técnico: en la zona de 4.400 dólares, muchos inversores habían vendido opciones call, y los dealers —para cubrir sus posiciones— “vendieron futuros sin mirar el precio”. Esa dinámica provocó un desplome brusco: “la caída del oro no se debió a que la economía se viniera abajo, sino a movimientos internos de los mercados de futuros y opciones”.
Según explica, una vez que el precio alcanzó soportes, “los dealers recompraron los futuros vendidos”, lo que originó el rebote posterior. Por ello, afirma: “vamos a considerar como escenario más probable que ya hemos visto lo peor”. Estima que el oro se moverá lateralmente, dentro de su tendencia alcista de fondo, y recuerda que caídas del 5%-6% “solo se han producido 34 veces desde 1971”, sin alterar la dirección general al alza.
Cava compara la situación actual con la de 2011-2013, cuando el oro cayó durante varios años, pero aclara que “la estructura actual no es la misma” y que la reciente caída responde a un hecho puntual tras “una subida parabólica y niveles récord de sobrecompra”.
Después, aborda la relación entre el oro y Bitcoin, subrayando que existe una correlación inversa. “Los especuladores que han cerrado posiciones en oro podrían dirigirse ahora a Bitcoin”. Analiza un gráfico donde la cotización de Bitcoin en relación al oro muestra una directriz alcista que, si se mantiene, “podría provocar un rebote del Bitcoin y una mejor evolución frente al oro”. Si esa resistencia —que une los máximos de 2021 y 2025— fuese superada, “la cotización de Bitcoin se dispararía al alza”.
El analista concluye que, mientras la liquidez global siga aumentando, tanto el oro como Bitcoin continuarán en tendencia alcista a largo plazo. “Sigo pensando que el oro puede dirigirse a la zona de 5.000 dólares”, afirma, “y no descarto que intente alcanzar los 10.000 en los próximos años”.