Los expertos afirman que “después de una fuerte recuperación en 2010, el crecimiento mundial no ha dejado de desacelerarse y sus perspectivas no han parado de revisarse a la baja. Aunque, de entrada, tras la crisis, estaba claro que el crecimiento no alcanzaría los ritmos de antes de la crisis, la continua ralentización de las economías emergentes ha sorprendido: la dificultad de estos países para adaptar sus modelos de crecimiento al nuevo entorno financiero ha sido ampliamente subestimada”, explican.

Sin embargo, los analistas apuntan que el impacto directo de la ralentización del crecimiento de las economías emergentes en las economías desarrolladas no se debe exagerar. A pesar de eso, el director de estudios económicos de Candriam, Anton Brenden, afirma que “las dificultades que los países emergentes están experimentando hacen poco probable, al menos a corto plazo, una apreciación significativa de sus divisas: no tiene sentido esperar que una bajada del dólar y del euro sostenga el crecimiento de las economías desarrolladas
”.

Por regiones, los analistas de la gestora afirman que en Estados Unidos, la actividad se ha estancado bruscamente en el primer trimestre, “en gran medida debido a las condiciones meteorológicas extremas, pero también por una acumulación rápida de los stocks a finales del año pasado”, explican. Sin embargo esperan una reaceleración de la actividad desde abril.

Los analistas de la firma aseguran que a pesar de la caída del paro (en el 6,3%) el país se mantiene lejos del pleno empleo. Según Anton Brender, “en este contexto, la Reserva Federal debería seguir con la «normalización» de su política monetaria, pero tiene todas las razones para ser muy prudente en la subida de sus tipos de referencia”, recomienda.



De la zona euro destacan en la firma que el crecimiento tiende a la recuperación, aunque leve. “los indicadores de confianza se han claramente recuperado y los niveles observados en los países afectados más duramente por la crisis están ya próximos a la media de la zona », afirma Florence Pisani, economista de Candriam.

Reconocen que aunque la demanda de crédito de las empresas es positiva, las condiciones de préstamo siguen siendo restrictivas, en especial para las PYME de los países periféricos. Sin embargo consideran que “a lo largo de los meses, la mejora de la demanda percibida por las empresas debería permitir una ligera recuperación de la inversión productiva. También debería recuperarse el empleo, pero lentamente”.

Esperan, además, que el paro siga elevado en la zona y que eso siga pesando en los salarios y esto seguirá afectando al consumo familiar, aunque podría mejorar considerablemente, apuntan. “A falta de una demanda interior dinámica, esta recuperación sigue siendo frágil: aunque el riesgo de deflación sea exagerado, el de un crecimiento nominal peligrosamente débil es muy real”, asegura Florence Pisani.

La firma asegura que el BCE no lo ignora, pero sigue esperando que sus anuncios podrán ser suficientes para eliminar este riesgo. De hecho, “el BCE también podría, si fuera necesario, poner en práctica un quantitative easing « a la europea”.

Los expertos aseguran que “teniendo en cuenta la estructura del sistema financiero, sus efectos directos serán muy probablemente de efectos limitados. Sus efectos indirectos podrían ser más potentes si condujeran a una subida de la confianza y a un descenso del euro. Aun siendo limitados los instrumentos de los que dispone el BCE, su política tendrá menos impacto por sus efectos mecánicos que por su influencia en la percepción de los operadores de los mercados”, afirman en esta entidad financiera.