Las perspectivas son constructivas. Con una nueva oferta ralentizándose, se establecen dinámicas favorables de oferta y demanda. Los rendimientos por dividendo cercanos al 4% y un crecimiento proyectado del flujo de caja del 4–5% en 2025 se combinan para respaldar posibles retornos totales en el rango del 8–10%, superiores a los que se esperan en muchos otros segmentos de renta variable.
Pero la propuesta del sector inmobiliario cotizado va mucho más allá de los datos. Estos vehículos ofrecen beneficios estratégicos: liquidez, protección contra la inflación, visibilidad de los ingresos y apreciación de capital a largo plazo. En resumen, están bien posicionados para recuperar su papel tradicional en carteras construidas de forma inteligente.
Con la inflación todavía por encima de los objetivos de los bancos centrales, destacan los sectores que pueden aumentar sus ingresos más rápido que los costes. Vemos oportunidades especialmente atractivas en la vivienda residencial, centros de datos, instalaciones de salud y propiedades industriales.
Los REITs globales, por su parte, abren la puerta a una diversificación que va mucho más allá de las categorías convencionales. Actualmente, los inversores pueden acceder a más de 15 sectores inmobiliarios, incluyendo salud especializada y alquiler residencial unifamiliar, obteniendo una exposición inmediata a potentes tendencias de crecimiento estructural sin las barreras de los mercados privados.
Desde nuestro punto de vista, los REITs tienen cabida tanto en renta variable como en renta fija. Una asignación de hasta el 10% ha mejorado históricamente la rentabilidad ajustada al riesgo, subrayando el papel del inmobiliario cotizado como fuerza estabilizadora.
Aunque los inmuebles privados siguen siendo valiosos, los mercados cotizados ofrecen ventajas únicas: activos de mayor calidad, gobernanza más sólida, liderazgo en sostenibilidad, atractivos descuentos de valoración y flujo de caja inmediato. La liquidez es especialmente crítica en mercados volátiles: mientras que los vehículos privados suelen inmovilizar el capital, los inmuebles cotizados permiten tomar decisiones rápidas y flexibles.
A pesar del auge de la inversión pasiva, seguimos convencidos que la gestión activa es especialmente relevante en este segmento. Los REITs globales siguen estando poco cubiertos y son relativamente ineficientes, lo que genera oportunidades para los inversores que se basan en análisis fundamentales con un enfoque bottom-up. Además, la integración de criterios ESG permite, además, identificar compañías bien posicionadas para el éxito a largo plazo, un aspecto a menudo pasado por alto por los índices de gestión pasiva.
En resumen, ha llegado el momento de que los inversores reconsideren el sector inmobiliario cotizado. Respaldado por sólidos fundamentales, un atractivo potencial de rentabilidad y exposición a potentes megatendencias globales, los REITs están bien posicionados para recuperar su lugar como componente clave de carteras diversificadas.