En solo dos años, los avances en inversión, empleo y número de empresas han convertido al país en uno de los polos de innovación tecnológica más dinámicos del mundo.
El fenómeno no se explica únicamente por el empuje de las grandes tecnológicas, sino por un ecosistema que ha visto florecer miles de startups y pequeñas compañías que, desde distintos puntos del país, contribuyen a esta transformación.
Con ello, el crecimiento de la IA en el Reino Unido alcanza una inversión récord de 2.900 millones de libras y confirma que el país busca liderar la carrera global en esta disciplina.
Un sector que crece a un ritmo sin precedentes
Desde 2022, los ingresos del sector alcanzaron 23.900 millones de libras, batiendo registros previos y situando al Reino Unido muy por encima de sus competidores europeos.
Este dinamismo se refleja en una cifra impactante: el sector ha crecido 150 veces más rápido que el conjunto de la economía. Feryal Clark, subsecretario de Estado para IA y Gobierno Digital, señaló que esta expansión “demuestra cómo la inteligencia artificial está penetrando en todos los ámbitos, desde la salud hasta las finanzas y la industria manufacturera”.
El número de empresas vinculadas a esta tecnología supera las 5.800, un 58% más que en 2023. Más del 90% son pequeñas y medianas, lo que subraya el papel de la innovación emergente en este ecosistema. Al mismo tiempo, el empleo se ha incrementado en un tercio, con más de 86.000 personas trabajando en el sector, lo que convierte a la IA en un generador tangible de oportunidades laborales.
El impulso de la inversión internacional
Uno de los motores fundamentales de esta expansión ha sido la confianza renovada de los inversores. El crecimiento de la IA en el Reino Unido alcanza una inversión récord de 2.900 millones de libras en 2024, una cifra que refleja no solo el interés local, sino también la entrada masiva de capital extranjero.
El país atrajo 15.000 millones de libras en proyectos de inversión interna este año, lo que se traducirá en más de 6.500 nuevos empleos.
Este flujo de recursos confirma al Reino Unido como uno de los destinos preferidos para los fondos internacionales que buscan participar en el futuro de la inteligencia artificial. La combinación de talento, infraestructuras y apoyo gubernamental crea un entorno atractivo, aunque no exento de desafíos.
Expansión más allá de Londres
Aunque Londres y el sureste del país siguen siendo el corazón financiero y tecnológico, el mapa de la IA se está diversificando. Regiones como West Midlands, North West o Yorkshire and Humber han duplicado su número de compañías vinculadas a esta industria desde 2022.
Este fenómeno descentraliza el desarrollo tecnológico, creando polos regionales que compiten en capacidad de innovación y atraen a sus propios inversores y profesionales.
El impacto territorial es clave para que los beneficios del crecimiento no se concentren en unas pocas ciudades, sino que se extiendan por todo el país, favoreciendo el desarrollo de economías locales.
Retos en talento y financiación
El informe también subraya los puntos de presión que amenazan con frenar el avance. Isabella Grandi, directora de Estrategia y Gobernanza de Datos en NTT DATA, advierte que “las empresas están luchando por encontrar suficientes personas cualificadas, y el capital en etapa tardía sigue siendo escaso”. Aunque el Reino Unido es un excelente vivero de startups, la falta de financiación en fases posteriores impide que muchas de ellas se conviertan en compañías globales.
El crecimiento de la IA en el Reino Unido alcanza una inversión récord de 2.900 millones de libras, pero la sostenibilidad de esta tendencia dependerá de resolver la brecha en capital de ampliación.
Además, la incertidumbre regulatoria añade un elemento de riesgo. Grandi insiste en que “la adopción exitosa de la IA depende de cuánto podamos confiar en ella”, destacando la necesidad de un marco normativo claro y coherente.
Comparación con la Unión Europea
El modelo europeo ofrece lecciones relevantes. La recién aprobada Ley de IA de la UE proporciona reglas claras acompañadas de guías prácticas de aplicación. Países como Irlanda ya delinean pasos de cumplimiento detallados, lo que da a las empresas un camino seguro hacia la innovación.
En contraste, la falta de una normativa equivalente en el Reino Unido genera inquietud entre compañías que piden mayor certeza para invertir a largo plazo.