El balance bursátil de 2025 es muy positivo, con subidas generales cercanas al 20%, pero complicado desde el punto de vista del asesor y del gestor, debido a la inestabilidad y a la constante atención a factores como los aranceles, la política fiscal y monetaria de Estados Unidos. En Europa destaca el IBEX 35, que acumula alrededor de un 45–47%, impulsado principalmente por el sector bancario —que ha subido más del 60%— y, en menor medida, por el sector defensa. Sin el aporte de la banca, el IBEX apenas habría avanzado un 7%. En Alemania, el sector defensa ha favorecido que el DAX se acerque al 20% de revalorización. En EEUU los mercados también suben cerca del 20%, apoyados en la segunda mitad del año por el auge de la inteligencia artificial y las grandes tecnológicas, que han impulsado al S&P 500 y al Nasdaq.

De cara a 2026, el sector tecnológico seguirá siendo protagonista, aunque con la necesidad de una alta selectividad. Pese al temor a una burbuja, no se observan excesos comparables a los del año 2000: aunque las valoraciones son exigentes (en torno a 30 veces beneficios en algunos casos), están lejos de los múltiplos extremos de entonces. La clave estará en analizar la calidad de las inversiones en inteligencia artificial, su capacidad de generar caja y el impacto en los márgenes, más que en asumir una burbuja generalizada.

Carteras 2026

De cara a 2026, desde una perspectiva geográfica apostamos por empresas globales con ventajas competitivas claras, elevada generación de caja, márgenes sólidos, bajo endeudamiento y una política equilibrada entre reinversión y remuneración al accionista.

En el plano sectorial, el contexto apunta a una posible rotación. La Reserva Federal previsiblemente continuará con las bajadas de tipos de interés, apoyada por la moderación de la inflación y la necesidad de estimular el mercado laboral. Este entorno podría beneficiar a los sectores cíclicos, reforzados además por una política fiscal más expansiva y eventuales recortes de impuestos. En este escenario, nuestra estrategia se centra en construir una cartera equilibrada que combine sectores cíclicos y defensivos.

En cuanto a sectores concretos, la tecnología y la inteligencia artificial seguirán siendo pilares de la cartera. En el sector financiero mantenemos una posición más neutral, con preferencia por compañías de medios de pago como Visa o Mastercard. En la parte defensiva, además del consumo estable y el lujo —con nombres como LVMH, Hermès o Inditex—, incluimos sectores industriales y de defensa, como Airbus, así como compañías eléctricas de perfil estable y alto dividendo, como Iberdrola o Engie.

Por último, en materias primas, el oro ha recuperado protagonismo en la recta final del año, impulsado por el aumento de la demanda de los bancos centrales. Seguimos recomendando mantener una parte de la cartera en oro, preferiblemente a través de ETFs, por su capacidad de diversificación, su descorrelación con la renta variable y la renta fija, y su papel como protección frente a la inflación, la incertidumbre y la depreciación de las principales divisas.