Venimos de un período en el que los Bancos Centrales han inyectado ingentes cantidades de liquidez en los mercados. Aunque el anuncio de una previsible restricción de liquidez en ocasiones anteriores no era bien recibido por los mercados, en esta ocasión ha sido diferente. Tras el anuncio ayer de que el BCE reducirá sus compras mensuales a partir de septiembre y las eliminará completamente a final de año, bonos y bolsas subieron.  Pero ¿por qué es un motivo de alegría?

El motivo principal que cita Naumer es que las autoridades monetarias “ya no ven necesario continuar con la política del “dinero barato” o seguir aplicando medidas poco convencionales, como el denominado QE”. Menos dinero barato significa menos riesgos de fallos en la asignación de las inversiones y menos riesgos de inflación también en los precios de los activos. Desde esta perspectiva, “fue una buena noticia que la Reserva Federal (tal y como se espeaba) decidiera subir más su tipo de interés de referencia y que la culminación del programa de compra de bonos del BCE este ya ¡por fin! a la vista”. Con ello, el BCE está enviando también una señal –  que ha pasado casi inadvertida y, sin embargo no debe subestimarse –  a los responsables políticos: está actuando sin dejarse impresionar por la situación política en Italia, donde un partidario del “helicóptero del dinero” ha sido nombrado ministro de Economía  y se estaba incluso demandando que se cancelara parte de la deuda pública italiana de los libros del banco central. Un signo “de la independencia de esta institución”.

Entre tanto, sigue el desequilibrio entre los saldos acreedores y deudores en el sistema Target 2, que ha aumentado a niveles récord. “Un indicio claro de que ha habido más salidas de fondos de los Estados meridionales de la Zona Euro”, dice Naumer.

Con todo, la próxima semana este experto cree que será tranquila sin acontecimientos políticos significativos y con un calendario que tiene pocas fechas de publicación de datos económicos. La atención se pone en el martes, con el dato de las nuevas construcciones de viviendas en EE. UU. Tras la acusada caída del mes anterior, ahora se prevé una recuperación, según las estimaciones de consenso. Probablemente los precios de producción alemanes (jueves) se interpreten a la espera de un aumento de las tasas de inflación, con sus efectos sobre la política monetaria.

Sin duda, el foco de atención está puesto en el jueves y el viernes. El jueves conoceremos la confianza de los consumidores de la zona euro. El viernes llegan, con respecto a EE. UU., el índice de los indicadores adelantados, las solicitudes iniciales de subsidio de desempleo y el índice de actividad del banco de la Reserva Federal de Filadelfia. Al respecto de este índice, últimamente la valoración de las condiciones actuales y las previsiones han mostrado tendencias opuestas. Mientras que la valoración de las condiciones ha subido, las previsiones han ido a la baja. Si bien el propio indicador continúa claramente en terreno expansivo, los mercados ya se están preparando —al menos si tomamos como referencia las opiniones de los analistas— para un descenso del componente de las condiciones.

Es de suponer que, en conjunto, los indicadores económicos corroborarán el panorama dominante del escenario de reflación, si bien podrían manifestarse debilidades latentes, como es normal en un ciclo económico que ha entrado ya en su fase de madurez.

La situación técnica en EE. UU. y Europa es entre indiferente y ligeramente tensa. No hay señales claras. Por consiguiente, no cabe contar con roturas importantes hacia arriba o hacia abajo, ni en las grandes bolsas ni en los rendimientos de los bonos. El mercado estadounidense de renta variable parece estar, atendiendo al indicador de fuerza relativa, ligeramente sobrecomprado, mientras que la zona euro y Gran Bretaña se mueven en terreno neutro. La actitud de los inversores se han vuelto más cautelosa, según demuestran el indicador de confianza Sentix y también la ratio put/call, como medida del posicionamiento de los inversores.