El Futuros del petróleo es uno de los activos cotizados que más volatilidad, pero sobre todo, que mayor terreno pierde en lo que va de año. La inestabilidad, que en otros momentos reverdece su andadura cuando hay problemas de suministro, se vuelve con los mínimos marcados, en el caso de Brent, este mismo mes del año, con unos 57 dólares el futuro del barril. 

Un activo que no levanta cabeza con la vista puesta en lo que puede pasar el próximo sábado cuando se celebre la reunión de la OPEP+ en Viena. Como es habitual en estas cumbres, ya se ha filtrado lo que puede pasar, y que, con el apoyo del mayor productor mundial, Arabia Saudí, es más que probable que se implemente. 

Hablamos de más producción, de más venta de barriles en el mercado petrolero global, del orden de 411.000 barriles diarios desde el próximo mes de julio. De hecho, si recuerdan, la OPEP+ con 22 miembros y aliados entre los que se encuentra Rusia, ha establecido, desde el pasado 2022 hasta tres recortes de producción para apoyar al mercado, de los que dos se mantendrán en vigor hasta finales del próximo ejercicio. 

De hecho, esas decisiones se han comenzado a romper en abril, de forma casi unilateral por parte de ocho de sus miembros. 

Pero se trata de un aumento propiciado básicamente por una Arabia Saudí, que ve mermar sus ingresos por petróleo, pero que, ante su elevado potencial de producción como número uno mundial, eso sí con permiso de EE.UU, desea mayores ingresos en su intento de apostar por otras líneas de negocio, como inversiones en empresas europeas y estadounidenses, infraestructuras y energía verde sobre todo. 

En realidad son numerosos los factores que pesan para ese recorrido de doble dígito a la baja que vive el crudo en lo que va de año y, de facto, repercuta negativamente no solo en las empresas del sector, sino en todo el mercado. Porque menores precios del crudo, no significa inmediatamente una buena noticia para las bolsas. 

Incluso en los países productores: la fortaleza del dólar, en la que se paga el crudo de todo tipo en los mercados internacionales de materias primas, es otro de los factores a tener en cuenta. Aunque se abarate, el tipo de cambio negativo puede afectar. También los aranceles, y su impacto en la economía global y sobre todo en la ya depauperada europea y en la alargada sombra de la recesión que pesa sobre EE.UU. 

Otras razones que pueden influir mucho en su precio son las negociaciones de Irán y EE.UU., que acaban de terminar en Roma su quinta ronda de conversaciones, todavía con puntos de difícil resolución entre ambas delegaciones, en particular, las referidas al enriquecimiento iraní del uranio. si se produjera un acuerdo, uno de los principales productores globales, Irán elevaría la llegada de crudo a los mercados internacionales. 

Más razones, que pasan, por los petroquímicos chinos. Según Julius Baer, "el cambio de materias primas utilizadas, del petróleo al gas natural, frena el crecimiento a largo plazo. Por lo que destacan que "en un contexto de demanda prácticamente estancada y aumento de la oferta, observamos que los precios del petróleo rondan los 60 dólares y se deberían mantener en este entorno". 

Y afirman que en una industria en la que su cuota global del mercado supera el 50% y continúa en expansión "los petroquímicos representan alrededor del 15 % de la demanda mundial de petróleo, y la dinámica de este segmento configura las perspectivas a largo plazo del mercado petrolero". 

Su efecto a futuro, indican que "es probable que el auge del gas natural licuado aumente esta oferta y, por lo tanto, reduzca la demanda de petróleo y nafta como materia prima petroquímica. 

Todo ello conforma esa panorama negativo, que los expertos del mercado consideran que tendrá continuación a corto y medio plazo. 

Desde Goldman Sachs, destacan que el precio del crudo se colocará de media en los 60 dólares por barril en el presente ejercicio y que baje hasta los 56 dólares en 2026. Y esa nueva aproximación de futuro a su precio supone una reducción de dos dólares frente a las previsiones anteriores. Esto en el caso del Brent. 

Ya para el West Texas, hablamos de 56 dólares para el presente ejercicio y 52 para el próximo. 

Mientras, el Departamento de Energía de Estados Unidos, la denominada EIA, ha recortado su expectativa de precios para este año para el Brent hasta los 65,85 dólares, mientras que coloca en los 59,24 dólares por barril el próximo. 

En el caso de JPMorgan Research, reduce su expectativa en el precio del petróleo Brent a 66 dólares por barril para 2025 y 58 dólares por barril para 2026, una proyección que se mantiene a pesar de los recientes cambios en la política comercial.

“Existe la opinión generalizada de que el impulso de los anuncios de acuerdos comerciales y el cambio de enfoque de la administración, de aranceles a impuestos y desregulación, impulsarán los precios del petróleo de nuevo hacia alrededor de los 70 dólares tras la reciente recesión”, señala en el informe Natasha Kaneva, directora de Estrategia Global de Materias Primas de JP Morgan.

“Sin embargo, si bien la reciente desescalada en las negociaciones comerciales ha reducido la probabilidad de un escenario bajista, la 'ventaja de Trump' no se extiende al sector energético, ya que la administración sigue priorizando la bajada de los precios del petróleo para controlar la inflación”.