Este repunte histórico se produce en un momento de contrastes marcados dentro del sector. Mientras que los niveles de producción se disparan, la demanda interna da señales de debilitamiento, lo que genera incertidumbre en los mercados y plantea desafíos para los actores involucrados, especialmente con la temporada estival a la vuelta de la esquina.
Un nuevo récord que reconfigura el panorama energético
La producción de crudo de Estados Unidos subió a un máximo histórico en marzo, alcanzando los 13,488 millones de barriles diarios. Esta cifra supera el anterior récord mensual de 13,450 millones establecido en octubre de 2024 y representa un incremento significativo respecto a los 13,153 millones registrados en febrero.
Este crecimiento se debe, en gran medida, al desempeño constante en regiones clave como la Cuenca Pérmica y la Costa del Golfo. Incluso frente a una desaceleración en otras zonas del país, estas regiones continúan siendo pilares fundamentales del auge petrolero estadounidense.
Producción al alza con plataformas a la baja
Uno de los aspectos más sorprendentes de este fenómeno es que la producción ha alcanzado niveles récord mientras que el número de plataformas activas disminuye. Durante mayo, el conteo de plataformas cayó por quinta semana consecutiva, situándose en 563, la cifra más baja desde finales de 2021. Las plataformas enfocadas en petróleo cayeron a 461, con pérdidas visibles en estados como Nuevo México y Texas.
Esta disminución responde a una estrategia deliberada de las compañías productoras, que se mantienen firmes en su compromiso con la disciplina financiera. La prioridad no es tanto la expansión como la rentabilidad y el retorno a los accionistas, en un contexto donde el equilibrio financiero toma protagonismo sobre el volumen de perforación.
La demanda se enfría pese al auge en la producción
Aunque la producción de crudo de Estados Unidos subió a un máximo histórico en marzo, el mercado interno no ha seguido el mismo ritmo. El total de productos petroleros suministrados, un amplio indicador de la demanda nacional, cayó a 19,95 millones de barriles por día, la cifra más baja en doce meses. Esta caída representa un retroceso respecto a febrero, cuando se alcanzaron los 20,225 millones de barriles diarios.
Este descenso en la demanda genera preocupaciones de cara al verano, una temporada tradicionalmente fuerte para el consumo de energía. Las refinerías y exportadores se enfrentan al reto de colocar un volumen creciente de crudo en un entorno de consumo más débil y con inventarios al alza.
Inventarios e importaciones, otros factores clave
Las importaciones de crudo para marzo se situaron en 178,4 millones de barriles. Aunque ligeramente superiores a febrero en términos absolutos —debido al mayor número de días—, el promedio diario fue más bajo. En cuanto a productos terminados, se importaron 17,8 millones de barriles, impulsados por componentes como los mezcladores de gasolina y el combustible para aviones.
Este panorama complica aún más la situación de los productores nacionales, que deben enfrentar no solo la tibia demanda interna sino también una mayor competencia por colocar sus productos en el exterior frente a un mercado cada vez más volátil.
Un equilibrio delicado entre oferta y demanda
La producción de crudo de Estados Unidos subió a un máximo histórico en marzo en un contexto que desafía la lógica habitual del mercado energético. Más petróleo se está produciendo con menos perforación, menos gasto y en un entorno donde la demanda no está a la altura de la oferta.
Este desequilibrio podría tener consecuencias significativas en los precios del petróleo, en las decisiones estratégicas de las empresas y en la estabilidad del mercado. El desafío será encontrar un punto de balance entre la rentabilidad, la sostenibilidad y la adaptación a un mercado cambiante.
Un verano decisivo para la industria energética
Los próximos meses serán cruciales para determinar si esta tendencia se consolida o si estamos ante un pico transitorio. La producción de crudo de Estados Unidos subió a un máximo histórico en marzo, pero la sostenibilidad de este nivel dependerá tanto de factores macroeconómicos como del comportamiento de los consumidores y de las condiciones geopolíticas.