Entre los inversores de todo el globo corrió el pánico ante la posibilidad de que lo que estuviera pasando en Asia fuera un colapso fruto de una burbuja bursátil. En opinión de los analistas de Goldman Sachs, se trata sólo de una corrección. Una corrección salvaje, pero nada más.

Hay que tener en cuenta que Deustche Bank habla de burbuja, en Merrill Lynch comparaban lo ocurrido en China con la crisis de las subprimes y Credit Suisse avisaba de que lo ocurrido en el mercado de valores podría tener horribles efectos en la estabilidad social del país. Ni mucho menos, según Goldman Sachs.

No hay que olvidar que la bolsa de Shangai llevaba una subida desde enero de 2014 de más de un 150% gracias a que muchos hogares chinos han puesto parte de sus ahorros en la renta variable.



Para Goldman Sachs, la fuerte caída se produjo porque los minoristas han usado dinero prestado para invertir y la necesidad de vender para cubrir pérdidas con las primeras caídas ocasionó la venta en cascada.

De hecho, el equipo de Goldman Sachs cree que todavía se producirán caídas como consecuencia del fuerte apalancamiento de los inversores chinos. En opinión de esta firma, podríamos estar hablando de descensos que costaran unos 64.000 millones de dólares, es decir, alrededor de un 30% más.

En Goldman Sachs aconsejan comprar acciones chinas en estos momentos porque consideran que las fuertes caídas de los últimos días han dejado a algunas grandes compañías con precios muy atractivos.

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