Georgia, históricamente puente entre Asia y Europa, ha retomado su posición como actor clave en las rutas comerciales euroasiáticas. A medida que la región gana peso en la dinámica geopolítica global, este pequeño país del Cáucaso ha sabido posicionarse como un destino atractivo para los negocios, gracias a políticas fiscales favorables, reformas estructurales profundas y un enfoque decidido en mejorar su conectividad e infraestructura.

Un entorno económico diseñado para atraer inversión

Uno de los grandes motores detrás del auge en inversión extranjera en Georgia ha sido su clima proempresa. El país ocupa las primeras posiciones en el Índice de Preparación para los Negocios del Banco Mundial, con altos puntajes tanto en eficiencia operativa como en marco regulatorio. Establecer una empresa puede lograrse en solo un día, y los incentivos fiscales para capital extranjero son especialmente competitivos.

Las subvenciones gubernamentales alcanzan hasta el 15 % en gastos de capital y capacitación laboral. Además, a través de la agencia Enterprise Georgia, los inversores tienen acceso a financiamiento adicional, incluyendo reembolsos en efectivo para proyectos que generen empleo o desarrollen infraestructura. Esta combinación de facilidades ha sido esencial para captar capital en sectores como manufactura, tecnología, energía y logística.

La política fiscal también juega un rol decisivo. En Georgia, los beneficios no distribuidos están exentos de impuestos, mientras que los beneficios repartidos tributan al 15 %. No existen impuestos sobre las ganancias de capital ni sobre herencias, lo que sitúa al país como uno de los más atractivos del continente en términos de presión fiscal. A ello se suman sus Zonas Francas Industriales, con exenciones de IVA, impuesto a los beneficios y a la propiedad para ciertas actividades, ofreciendo ahorros importantes a empresas de sectores clave.

Infraestructura e integración regional como apuesta estratégica

La posición geográfica de Georgia le otorga un rol natural como punto de tránsito en las rutas comerciales entre China, Asia Central y Europa. El desarrollo de proyectos estratégicos como el Corredor Medio y el puerto de Anaklia fortalece su papel como punto de conexión vital. A esto se suma la modernización del puerto de Poti y la mejora del ferrocarril Bakú-Tbilisi-Kars, que busca multiplicar por diez el tráfico anual de mercancías.

La ruta ferroviaria Xi’an-Europa, que ya está operativa, representa otro hito que coloca a Georgia en el radar de los grandes operadores logísticos. Este tipo de inversiones no solo estimulan el comercio, sino que aumentan la confianza de los inversores en la capacidad del país para sostener su crecimiento económico a largo plazo.

En paralelo, Georgia ha cerrado acuerdos de libre comercio con potencias como la Unión Europea, el Reino Unido, Turquía y China. Estos pactos eliminan barreras arancelarias y facilitan el flujo de mercancías, servicios y capitales, ampliando el mercado potencial de las empresas que deciden establecerse en el país.

Sectores clave que impulsan el crecimiento

Varios sectores han sido protagonistas del repunte inversor. La industria manufacturera ha recibido un fuerte impulso, especialmente en el ámbito automotriz, electrónico y logístico. Compañías como Groupe Atlantic han elegido Georgia para producir bienes destinados a la UE, aprovechando no solo los costes reducidos, sino también la cercanía logística.

La energía renovable representa otro campo de oportunidad. Georgia dispone de vastos recursos hídricos que aún no están plenamente explotados. Solo el 25 % de su potencial hidroeléctrico ha sido utilizado, lo que abre la puerta a nuevas inversiones. Compañías de Noruega y los Emiratos Árabes Unidos ya han iniciado proyectos, con miras a exportar electricidad a Europa mediante el futuro cable submarino del Mar Negro.

La tecnología y los servicios de externalización también están en auge. El país cuenta con una fuerza laboral joven, cualificada y multilingüe. Más de 120.000 estudiantes se han graduado en los últimos cinco años, muchos de ellos con formación en ingeniería, informática y negocios. El gobierno ofrece exenciones fiscales para empresas de tecnología, incluyendo un impuesto corporativo del 5 %, lo que ha estimulado la llegada de startups y multinacionales del sector digital.

Turismo, cultura y proyección internacional

Además del crecimiento industrial, el turismo ha vivido un resurgimiento notable. En 2024, los ingresos turísticos alcanzaron los 4.500 millones de dólares, reflejo del interés creciente en el patrimonio natural, cultural y gastronómico del país. Con montañas ideales para el senderismo, viñedos milenarios y una capital con una escena artística vibrante, Georgia se ha transformado en un destino emergente para viajeros y emprendedores creativos.

El nuevo aeropuerto internacional de Tiflis está diseñado para absorber este flujo creciente, y eventos como el Festival Olímpico de la Juventud de Invierno 2025 han consolidado la imagen del país como anfitrión confiable para grandes eventos. La estrategia nacional apuesta por un turismo de alto valor añadido, enfocado en el desarrollo sostenible y la creación de empleo en regiones menos desarrolladas.

El gobierno de Georgia ha dejado claro que el crecimiento reciente no es un fenómeno aislado, sino parte de un plan estructurado. Se están desarrollando nuevas zonas económicas especiales, ampliando los acuerdos de libre comercio e impulsando mecanismos de financiación para sectores estratégicos. La apuesta por la innovación y la sostenibilidad está presente en cada iniciativa pública.

"Queremos que Georgia sea un centro empresarial global, conectado con los mercados de Europa y Asia, y con condiciones óptimas para el crecimiento del capital productivo", ha afirmado Levan Davitashvili, primer viceprimer ministro del país a Reuters. El mensaje es claro: Georgia no solo es una sorpresa para Europa, sino un destino preparado para liderar el futuro económico regional.