Esta evolución responde a un cambio profundo en los hábitos y prioridades de los viajeros, cada vez más orientados hacia experiencias que promuevan la salud, el equilibrio personal y la conexión con el entorno.
En este sentido, la industria hotelera tiene una gran oportunidad. Porque el turismo de ocio y bienestar no solo responde a una creciente demanda de los consumidores, sino que también representa una palanca estratégica de valor y rentabilidad para nuestro sector.
Para Meliá Hotels, esta tendencia no es nueva, pero sí ha cobrado un gran protagonismo estratégico. Y no solo desde una perspectiva de “renovarse o morir”, sino también como fuente tangible de valor y diferenciación, tan necesaria en sectores como el nuestro, en el que la competencia es cada vez mayor.
Según McKinsey, la demanda de viajes se está viendo influenciada por el deseo de vivir experiencias. Estamos ante una creciente demanda de un turismo de bienestar holístico que combina experiencias con las que los viajeros buscan equilibrio, desconexión y renovación personal.
Por un lado, el turismo de bienestar es ya uno de los segmentos con mayor proyección del mercado global. Según el Global Wellness Institute, se espera que este genere más de 1,2 mil millones de euros en 2027, mientras continúa siendo un segmento al alza año tras año. Además, este tipo de turismo tiene un impacto económico notable: según el propio Instituto, el gasto medio por turista de bienestar supera en más del 40% al del turismo convencional.
Por otro lado, el turismo experiencial se consolida en 2025 como una de las tendencias más relevantes del sector, impulsado por una nueva generación de viajeros que valoran la conexión con el destino. Según un informe de Research and Markets, las principales tendencias en viajes para 2025 incluyen la inmersión local y la alineación con los valores del viajero, destacando la importancia de experiencias auténticas que conecten a los turistas con las comunidades locales. Este enfoque está generando una creciente demanda de propuestas inmersivas que integren elementos de gastronomía local, arte, tradiciones y sostenibilidad, reforzando el valor del destino y también el del hotel como plataforma de acceso a esas vivencias.
En paralelo, el turismo experiencial también muestra una alta capacidad de generación de ingresos: un estudio de Booking.com señala que más del 70% de los viajeros globales están dispuestos a invertir más en experiencias auténticas y personalizadas que en bienes materiales, lo que eleva el ticket medio por estancia en hoteles que integran este tipo de propuestas.
En Meliá hemos dado pasos firmes en esta dirección. Como ejemplo, la reciente colaboración entre nuestra marca Meliá Hotels & Resorts y Xuan Lan, reconocida referente del yoga y el bienestar, para el desarrollo de una propuesta de experiencias orientadas al cuidado personal. Esta alianza es la prueba del valor de contar con partners de primer nivel para enriquecer la propuesta de marca y conectar con las nuevas motivaciones del cliente.
Además, desde Paradisus by Meliá hemos impulsado el innovador concepto Destination Inclusive, que trasciende el todo incluido tradicional para ofrecer experiencias inmersivas en los destinos, su cultura y su entorno. Esta fórmula no solo enriquece la experiencia del cliente, sino que genera un impacto positivo en las comunidades locales y refuerza nuestra apuesta por un turismo más sostenible e integrador.
En este fenómeno de las experiencias, la gastronomía es otro pilar clave. La colaboración con grandes chefs y marcas gastronómicas de prestigio nos permite elevar la experiencia culinaria de nuestros hoteles, ofreciendo propuestas alineadas con la salud, la autenticidad y la excelencia, sin olvidarnos del producto local.
Más allá de la experiencia del cliente, estos esfuerzos se traducen en ventajas competitivas claras: mayor fidelidad, estancias más largas, mejor percepción de valor, capacidad de atraer segmentos de alta contribución y, en consecuencia, mejores resultados. En un entorno tan dinámico como el actual, apostar por el ocio y el bienestar no es solo una respuesta a la demanda, sino una inversión inteligente y estratégica para el futuro, además de una vía para seguir liderando la transformación del turismo desde la autenticidad y el bienestar.
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