Pero hete aquí, que yo aprendí a jugar al mus con mi abuelo. Y por tanto soy un fiel seguidor sus consejos. Entre ellos, destacaba uno que soltaba de cuando en cuando:
- Hijo, cuando estés jugando una partida y no encuentres al pardillo, suelta las cartas, acércate al baño y mírate al espejo. En ese momento, lo hallarás frente a ti.
Con lo que, una vez que regresé de mi “espejil” visita, pude observar a voto pronto que:
- Sube la tributación por los alquileres de la vivienda.
- Disminuye la reducción por ingresos generados en períodos superiores a un año.
- Se eliminan la deducción de un 5 % por gastos de difícil justificación en actividades económicas.
- Desparece la exención de tributación de dividendos para los primeros 1.500 euros.
- Se ha de tributar por la indemnización por despido, con una mínimo exento de 2.000 euros por año trabajado. Hasta ahora, estas exenciones estaban exentas en su totalidad.
- Se limitan a 8.000 euros al año, las aportaciones máximas a planes de pensiones, por los 10.000 euros que se podían aportar hasta ahora.
A cambio:
- Se reducen los tramos y tipos en el IRPF y en Sociedades.
- Se crea una ayuda a familias numerosas o con discapacitados de 1200 euros.
- Se reducen la tributación en el ahorro.
- Se declara exenta la plusvalía que ocasiona la dación en pago de vivienda.
- Se reducen las retenciones de determinados trabajadores por cuenta propia del 21% al 15%.
Por resumir, primero te quito 5, luego te devuelvo 4 y te digo que me des las gracias. Nada que no nos sorprenda, puesto que lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.
Que la fuerza os acompañe.