Siempre comentamos que entre las grandes sorpresas del año, nos encontramos con una Europa que bate a Estados Unidos a pesar de los pesares, al dólar débil frente a un euro empoderado que nadie esperaba. Pero también hemos de fijarnos en que si hablamos de poder financiero, quien se lleva el premio gordo en lo que llevamos de año es la deuda soberana de Estados Unidos.
La única que fue capaz, por el aumento exponencial de su rentabilidad, de hacer cambiar de opinión a Donald Trump respecto de los mercados financieros en lo que llevamos de año, tras el anuncio del arancel general del 10% a todo producto que se quisiera vender en Estados Unidos y llegara del extranjero y haciendo caso omiso de la entonces debacle de las bolsas globales.
Más allá del estratosférico nivel de deuda americano como peligro global del que hablaremos otro día, queremos saber si los rendimientos de los activos americanos, principalmente del de referencia a 10 años que emite del Tesoro de aquel país y su compra, es un buen negocio para el inversor.
Desde Wellington Management destacan que " desde 2022, los inversores han puesto en duda tanto el rendimiento total de los bonos como su capacidad de diversificación frente a la renta variable. La reciente inestabilidad sugiere, sin embargo, que la renta fija ha recuperado su papel tradicional: vuelve a ofrecer ingresos y cobertura frente a caídas dentro de las carteras. No obstante, es posible que esa ancla ya no se encuentre donde solía".
Aunque señala que "durante el mes de abril, muchos inversores comenzaron a cuestionar implícitamente el papel del mercado de bonos del Tesoro estadounidense como principal activo diversificador en momentos de crisis exógenas. La rebaja de calificación por parte de Moody’s podría reforzar aún más la idea de que otros activos —como la deuda pública europea, australiana o japonesa, además de determinadas divisas— pueden desempeñar esa función dentro de una cartera bien diversificada. En definitiva, los bonos siguen demostrando su capacidad para actuar como activo refugio en tiempos de elevada volatilidad, aunque probablemente hará falta un enfoque más activo, ya que las dinámicas locales tienen cada vez más peso en la evolución de los rendimientos frente al ciclo global".
Opción sí, pero ni de lejos la primera en estos momentos de máximos en las bolsas, aunque los vaivenes clásicos, como vimos claramente hace hoy justo una semana en RV, puede hacer cambiar de opinión a muchos.
Por cierto que de los niveles actuales al 0,51% que marcaba esta semana el aniversario de sus niveles de hace cinco años, con el 10 años americano en plena pandemia, en 2020, con el nivel de rentabilidad más bajo la historia vemos que ha pasado casi...un siglo.
Para Deutsche Bank, con motivo de este aniversario, se ve en los niveles actuales " que los niveles actuales cerca de la media histórica, en torno al 4,25% sugieren una valoración más equilibrada. aunque consideran que la inflación-uno de los totems de la deuda- se mantendrá por encima del objetivo en los próximos años, por lo que los retornos ajustados por el nivel de precios, es posible que se mantengan en niveles más bajos, con lo que es difícil superar la rentabilidad del 1% real".
Su último gran movimiento a la baja se produjo justo hace una semana, con el informe de empleo de junio en EE.UU que defraudó a todos, y colocó la rentabilidad en los niveles actuales, lejos del 4,4% que habíamos visto al comienzo de agosto. Se trata de su mayor bajada desde el pasado 3 de abril.
Eso sumado al despido fulminante, ante el enfado monumental de Trump ante los datos, de la responsable de la oficina de estadísticas laborales del país, Erika L. McEntafer a la que había nombrado Joe Biden.
Además hay otro foco de atención: la curva de tipos, ese diferencial entre el rendimiento de la deuda a 10 y a 2 años cuyo estrechamiento anticipa históricamente la recesión. Tras los datos del mercado laboral se colocaba en los 50,8 puntos básicos, tras subir a los 54,9, su novel más elevado desde el pasado 18 de julio.
El último factor a considerar, más allá de la macro, son los tipos de interés en EE.UU.
La renuncia de la gobernadora Adriana Kugler que abre la puerta a ser reemplazada por alguien cercano a Trump, más receptivo a la hora de bajar los tipos, las especulaciones sobre los cuatro candidatos a sustituir a Powell, y la creencia firme del mercado de un recorte ya en septiembre, también focaliza a la deuda americana y a su evolución.