El pasado miércoles la Reserva Federal cumplió con lo previsto y anunció un recorte de 25 puntos básicos en los tipos de interés, un movimiento que el mercado ya daba por descontado. Lo que sí sorprendió fue el tono más prudente de Jerome Powell, que dejó abierta la puerta a nuevas bajadas, pero sin comprometerse del todo. El resultado inmediato se vio en los gráficos: el S&P 500 reaccionó con un pequeño salto al conocerse la decisión, pero las palabras del presidente de la Fed frenaron la euforia y devolvieron al índice a terreno plano. La sensación fue de “sí, pero no”, una mezcla de alivio porque el ciclo de flexibilización está en marcha, y de frustración porque Powell no regaló el entusiasmo que muchos operadores esperaban. Mientras tanto, Donald Trump ya tiene nueva munición para criticarlo, acusándolo de tibieza cuando lo que él reclama son recortes más agresivos para reanimar la economía de cara al año electoral.
Sin embargo, más allá del ruido político y de la tibia reacción de los mercados, lo verdaderamente relevante es el trasfondo. La casi total unanimidad del comité —con once de doce miembros a favor del recorte— respalda la hoja de ruta de Powell, aunque el plan queda lejos de las expectativas de unos inversores acostumbrados al dinero fácil: tres recortes en total, dos este año y quizá uno más en 2026, que situarían los tipos en el rango del 3,25%-3,50%. Con este enfoque prudente y pragmático, la gran incógnita para los próximos meses es identificar qué sectores podrán sacar más partido de un escenario de financiación más barata, aunque sin "barra libre".
Tecnología, entre las favoritas
La tecnología aparece en primera línea. No es casualidad: cada vez que la Fed inicia una fase de relajación, las acciones de crecimiento y, en particular, las tecnológicas, lideran las subidas. Los menores tipos elevan el valor presente de los beneficios futuros, algo esencial en empresas que dependen de fuertes expectativas de crecimiento.
"Este año, las compañías ligadas a la inteligencia artificial acumulan un 27% de revalorización, en paralelo a un crecimiento de beneficios del 26%. En contraste, el resto de compañías del S&P 500 han visto alzas mucho más modestas", apunta el analista Manuel Pinto.
Además, la historia también avala esta tendencia: según datos de Trivariate Research, las acciones de tecnologías de la información han subido en promedio más de un 22% en el año posterior a un ciclo de recorte y pausa de la Fed, en un promedio de nueve episodios desde 1986.
... junto al ladrillo y consumo
"Otro sector que podría salir reforzado es el de los REITs norteamericanos, equivalentes a las SOCIMI en España. Estas compañías, obligadas a repartir alrededor del 90% de sus beneficios en forma de dividendos, han sufrido especialmente en el escenario de tipos elevados. Sin embargo, un entorno de tipos más bajos aliviaría la presión financiera y revalorizaría de nuevo a este tipo de activos", apunta el analista Rafael Ojeda.
No obstante, aunque las tasas han empezado a bajar, siguen demasiado altas para el bolsillo medio estadounidense. En este sentido, las ventas de casas unifamiliares cayeron en julio y los analistas coinciden: harán falta varios recortes más para que el sector despegue. El índice de constructoras apunta a su primer avance trimestral en un año, pero desde septiembre de 2024 cae un 3%. Históricamente, el inmobiliario suele quedarse rezagado frente al S&P 500 en fases de relajación monetaria.
El consumo, que representa cerca del 70% de la economía estadounidense, también se perfila como un gran ganador. Un menor coste del crédito impulsa el gasto de los hogares, lo que se traduce en beneficios para minoristas y empresas de ocio.
Los 100 puntos básicos de rebajas de 2024 ya dejaron huella: el sector de consumo discrecional del S&P 500 subió un 26% desde entonces. Y, en los últimos meses, pese al temor a que los aranceles estadounidenses avivaran la inflación y frenaran el gasto de los consumidores, datos recientes, incluyendo el índice de precios de gastos de consumo personal, muestran que el consumidor estadounidense sigue gastando.
Así, "las acciones de minoristas como Walmart y Home Depot han subido un 15% y un 9% este año, respectivamente. Las perspectivas de mayor gasto también han impulsado las acciones de aerolíneas y empresas de tarjetas de crédito: el índice S&P 1500 de aerolíneas ha subido alrededor de un 1,5% tras las declaraciones de Powell, mientras que American Express ha avanzado cerca de un 5%. Y, con los datos de Trivariate Research, vemos que las acciones de consumo discrecional han estado entre las de mejor desempeño sectorial en el S&P 500 un año después de que la Fed reanudara la relajación monetaria tras una breve pausa, apunta Reuters.
Sin olvidar la banca
El recorte de tipos de interés en EEUU también se perfila como un viento de cola para el negocio bancario. "Con tipos más reducidos, el riesgo de impago disminuye, lo que no solo reduce la probabilidad de morosidad, sino que también facilita la concesión de créditos a empresas más solventes en sus procesos de refinanciación", dice Ojeda.
Además, aunque a primera vista podría parecer que las entidades ganan más en un escenario de tipos altos, al encarecer los préstamos, la realidad es más compleja: la batalla por los depósitos obliga a menudo a subir la remuneración al ahorrador, encareciendo la financiación y estrechando los márgenes. La clave está en la pendiente de la curva: cuanto mayor la diferencia entre los plazos cortos y largos, más espacio para la rentabilidad.
En este sentido, Pinto subraya el atractivo del nuevo contexto: “Si los recortes se acompañan de un empinamiento de la curva, el negocio tradicional de la banca —captar a corto y prestar a largo— recupera oxígeno. Y si a ello sumamos un mayor dinamismo en el consumo y el auge de las salidas a bolsa, el trimestre puede ser especialmente favorable para el sector”.
Small caps y China, también en el foco
También las pequeñas y medianas compañías emergen como grandes favorecidas en un entorno de tipos más bajos. Dependientes del crédito externo, cada recorte abarata su refinanciación y les abre espacio para crecer. “Las empresas de mediana capitalización del Russell 3000 serían las principales beneficiadas”, explica Rafael Ojeda. “Acostumbradas a lidiar con altos niveles de apalancamiento y mayores dificultades de acceso al crédito que las grandes corporaciones, una rebaja en el coste del dinero les facilita tanto la refinanciación como la obtención de nuevos préstamos. En este escenario, se convierten en claras ganadoras”.
Pero el tablero de oportunidades no se detiene en Wall Street. El foco también se desplaza hacia China, donde la tecnología marca el pulso. “El gigante asiático está replicando la cadena de valor que impulsó a la bolsa estadounidense tras la irrupción de la inteligencia artificial generativa”, apunta Manuel Pinto. Gigantes como Baidu o Alibaba ya destacan en computación en la nube y aplicaciones de IA, mientras Pekín sugiere que podría reemplazar los chips estadounidenses con producción local. “De confirmarse, estaríamos ante una oportunidad de inversión histórica para el sector tecnológico chino”, concluye.
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