Aunque hemos escrito mucho sobre esto, nunca es suficiente. Hay caídas. Siempre. Siempre. Y seguirá pasando. Y no pasa nada… Es tan inevitable que cada año haya caídas como el lunes por la mañana. Y es genial, como los lunes.

Uno de los índice con mayor rentabilidad del sigo pasado, sufre caídas de más del 30% cada 10 años (en promedio). Desde 1928, eso ha sucedido en un 10% de los casos. No es mucho, pero un -30% sí lo considero palabras mayores.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

El mercado cae a menudo… pero sube aún más a menudo. Más del 75% de los años termina en números verdes. Como he contado en alguna ocasión, recuerdo de forma muy nítida las caídas del -34% durante el Covid. Por supuesto, muchos inversores salieron corriendo, y el año terminó en más de un el año terminó en un +18,4% y el año siguiente hizo un +28,7%. Para tirarse de los pelos, sí.

Sabemos que, cuando vienen estos cisnes negros, hay que arremangarse y aguantar el chaparrón, e incluso meterse en el mercado con la liquidez y renta fija que podamos (dentro de nuestro perfil de riesgo, sin tonterías) para aprovechar las rebajas de la renta variable.

Es un poco absurda la comparación que se me ha venido a la cabeza pensando en esto. Imagina que te dicen que cada año vas a tener una discusión fuerte con tu mujer, pero que el 80% de las veces terminaréis el año más unidos. ¿Cambiarías de pareja por eso? ¿O asumirías que forma parte del proceso de crecimiento? Aunque el ejemplo es malísimo, creo que se entiende. Es que las caídas son parte del proceso natural. No es malo si se saben gestionar.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Y los mercados pueden caer por muchas cosas no predecibles… Las razones varían: guerras, pandemias, cambios de tipos de interés, burbujas, crisis políticas o bancarias. Pero el patrón se repite: incertidumbre → corrección → estabilización → recuperación.

Los precios descuentan expectativas, y las emociones amplifican los movimientos.

Muchos inversores cometen el error de intentar esquivar las correcciones, vendiendo cuando el mercado cae y comprando de nuevo cuando las cosas parecen claras. Y eso casi nunca sale bien… Como hemos recordado alguna vez, Peter Lynch decía que se perdía más dinero tratando de vaticinar las crisis que en las propias crisis.

El verdadero antídoto no es anticipar las caídas, sino aceptarlas como parte natural del camino. Esto es especialmente importante para quienes invierten en fondos de inversión y piensan en el largo plazo. En este contexto, las caídas son como las rebajas en las tiendas: si sabes lo que quieres y ya habías decidido comprarlo… ¿por qué no aprovechar el descuento?

Algunos consejos prácticos

  1. No mires tu cartera todos los días. Mirar la cuenta cada rato es como pesar un roscón de Reyes cada 10 minutos esperando que engorde. Inútil y estresante.
  2. Revisa tu horizonte temporal. Si inviertes con visión de 10-30 años, una caída del 10% no debería preocuparte.
  3. Diversifica. No pongas todos los huevos en la cesta de las tecnológicas, ni todos en EE.UU. Hay fondos globales, mixtos, y de mil cosas que ayudan a suavizar la volatilidad.
  4. Ten liquidez para aprovechar oportunidades. No todo debe estar invertido. Una parte en liquidez (renta fija corto plazo) puede ayudarte a comprar más cuando otros venden.
  5. Evita el market timing. Nadie sabe cuándo será la próxima caída, pero sí que vendrá.

Cuando el mercado cae, es normal sentirse incómodo. Y si eres un buen inversor, incluso te diría que, con cierta reticencia, pero hasta te gustará que cada tanto haya caídas. Pero no te bajes de un avión en pleno vuelo porque haya turbulencias. Lo más probable es que, si te mantienes sentado y con el cinturón abrochado, llegues a destino.

Los datos están ahí, no me lo invento. Hay sustos, pero la economía, en general, y los mercados financieros, en particular, han demostrado una y otra vez una capacidad notable de adaptación y recuperación. La clave está en no dejar que los titulares dicten tus decisiones, sino que lo haga tu plan, tu perfil y tu horizonte.

Cuando veas una caída, en lugar de preguntarte si esto es el fin, quizá deberías preguntarte si esto es el principio de una buena oportunidad.