Estados Unidos se ha vuelto un polvorín. El triunfo del multimillonario populista ha desatado una ola de temores en el espectro internacional sobre el modo de actuación, principalmente en política económica, de interior, de exterior y comercial, que pueda comenzar a aplicar una vez que se mude a la Casa Blanca.

Muchos apuestan a que sus promesas electorales harán que compañías ligadas a las infraestructuras, a la energía o a la defensa puedan salir netamente beneficiadas. Sin embargo, hay otros analistas tanto en Europa como al otro lado del Atlántico, que avisan de los riesgos que existen si el magnate neoyorkino comienza a poner trabas al comercio internacional como alertó tanto en la campaña de primarias como en la presidencial.

Esa puesta en marcha de aranceles suculentos a China o México, en aras de una política proteccionista, podría terminar pesando en la economía norteamericana y en algunas compañías exportadoras. Además, tal y como señalan expertos como Daniel Lacalle, economista y gestor de Tressis, podría suponer una “amenaza para el futuro a crecimiento de Estados Unidos con un aumento del gasto público e incremento de la deuda”. Algo que podría hacer que en términos de crecimiento Estados Unidos “pueda ver frenado el ritmo actual”.

Por eso, lejos de pensar en compañías con exposición al país norteamericano, otro factor de interés es observar empresas cotizadas españolas domésticas, sin presencia en Estados Unidos, que puedan ofrecer rendimientos aprovechándose de que la economía española crece a ritmos superiores al 3% y de que las previsiones apuntan a que la recuperación seguirá en liza durante los dos próximos años.

Así pues, si enfocamos a las compañías que tienen exposición completamente doméstica dentro del Ibex 35 y por supuesto con ninguna presencia en Estados Unidos (habría que descartar antes de nada a Santander, BBVA, Ferrovial, Gamesa, Grifols, IAG, Iberdrola, Mapfre, Repsol, Santander y Viscofan) nos encontramos con un grupo selecto de compañías que además gozan de buena salud fundamental. Es el caso de Red Eléctrica, empresa regulada cuyas ventas se realizan al 100% en suelo español.

Además, actualmente posee una rentabilidad por dividendo que asciende al 4,5%. Su PER está por debajo levemente de su media histórica, al cotizar a algo más de 16 veces las ganancias, mientras que sus ventas y beneficios crecen a dígito simple, pero de manera muy estable debido a la regulación en los últimos años.

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No es la única que pertenece al mismo sector y que es una compañía absolutamente doméstica. Enagás es otra de las empresas que cotizan dentro del selectivo español que su facturación viene de la mano de España en todo su conjunto y que además goza de buena estabilidad financiera.

La compañía energética ofrece una rentabilidad por dividendo a sus accionistas del 5,3%. En términos de valoración, su PER alcanza las 15 veces los beneficios, y su beneficio crece modestamente en los últimos años de manera muy controlada. En el lado contrario encontraríamos su nivel de endeudamiento neto, que supera en más del 43% el valor total de la empresa.

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En esta línea, otra compañía con negocio doméstico español a tener en cuenta es Merlin Properties. La socimi tiene su actividad principalmente en España y no tiene relación directa con la situación de Estados Unidos, después de que Donald Trump haya sido elegido como presidente.

La compañía ofrece una rentabilidad por dividendo del 4% en la actualidad. Por valoración, eso sí, se encuentra cotizando bastante cara, puesto que su PER sobre pasa los 35 veces los beneficios. Lo más positivo de Merlin es su fuerte crecimiento de ventas y beneficio, a ritmo de doble dígito. Tanto es así que se espera un resultado neto de más de un 80% superior este año con respecto a 2015 y una subida de los ingresos de casi el 50% en relación al pasado ejercicio.

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Por último, hay que hacer mención aparte de la banca doméstica española, principalmente por Bankinter, Caixabank, Sabadell, Popular y Bankia. Todas estas entidades centran su operación fundamentalmente en España, pero por otra parte están absolutamente afectadas por las políticas de los bajos tipos de interés del Banco Central Europeo.