Este discreto final tuvo mucho que ver con su vida, alejada de los escenarios públicos: escasas apariciones en prensa y una muy reservada vida privada. De hecho, para el obituario la prensa sólo pudo rescatar un par de declaraciones de 1953 y 1971.
La historia de su imperio nació una vez que se hicieron cargo de la tienda de su madre y le cambiaron el nombre por Aldi, que viene de Albrecht Diskont (Descuentos Albrecht). Redujeron al mínimo los costes --vendiendo pocos productos e incluso prescindiendo de estanterías-- y en vez de publicidad, confiaron en la reputación de ofrecer precios bajos.
OTRAS GRANDES FORTUNAS DESCONOCIDAS
Otro de los ejemplos es el de Dieter Schwarz, magnate de la compañía Lidl, del que sólo se conservan dos fotografías, a pesar de que es uno de los hombres más ricos de Alemania.
Más o menos lo mismo que ocurre con la familia Quandt, dueña de BMW, que tampoco se prodiga mucho en apariciones públicas. De hecho, Susanne Klatten, hija de Herbert Quandt, y que dirige el 12,5% de la compañía, se inició en el negocio como aprendiz en una de las fábricas, usando un nombre falso.
Estos casos de fortunas alemanas contrastan fuertemente con los ricos de Estados Unidos o Reino Unido. Por ejemplo, Warren Buffett, que da conferencias de prensa o Bill Gates, que hace giras por el mundo haciendo campaña para prevenir enfermedades. En definitiva, una vida pública más activa que sus homólogos alemanes.