En su última reunión el G20 simplemente dejó hacer. Al más puro estilo de la Revolución Francesa y el “laissez faire et laissez passer”, el cónclave político-económico reiteró su intención de mantener los mercados de divisas abiertos: “vamos a abstenernos de todas las formas de proteccionismo y mantendremos abiertos nuestros mercados”. Se esfumaban las ilusiones de que este organismo pusiera coto a las políticas monetarias agresivas de los Bancos Centrales. Para el G20, esta lucha por ser la moneda más devaluada no se está llevando a cabo por motivos competitivos, haciendo ‘ojos ciegos’ a la posibilidad de que estemos asistiendo a una verdadera guerra de divisas. Sin embargo, Victoria Torre, responsable de análisis y producto de Selfbank
Japón y la devaluación del yen a toda costa
El Banco de Japón, presionado por el Ejecutivo de Shinzo Abe, ha llevado a cabo una devaluación manifiesta y radical del yen. “Desde la toma de posesión de Abe, el yen ha registrado una sorprendente bajada del 17% frente al dólar estadounidense y de más de un 20% frente al euro en menos de tres meses”, indica John J. Hardy, Estratega de divisas, Saxo Bank. Además, el Banco de Japón se guarda otros ases en la manga: la expansión de su balance en 2014 ascenderá a diez billones de yenes (2,1% del PIB), sin fecha de finalización, podrá aumentar de manera significativa su programa de compra de activos los próximos años, alargar la duración residual de los bonos elegibles para compra (actualmente 1 y 3 años), reducir la tasa de interés de la banca japonesa en el Banco Central (actualmente 0,10%) y anunciar un calendario para el objetivo de inflación 2%. Chris Iggo, CIO de renta fija en AXA IM, nos avisa de que entre las posibles repercusiones de estos hechos estaría que “si ahora las exportaciones japonesas resultan más baratas que las chinas, el país del Sol Naciente se verá impactado, luego que su crecimiento haya estado impulsado en los últimos 20 años por las exportaciones. En esta misma situación se encontrarían otras economías asiáticas como Indonesia o Corea que se verían forzadas a depreciar sus monedas para mantener la competitividad”. Como consecuencia de esta evolución de las monedas “podría generase inflación en el continente”. Asimismo, la depreciación del yen también podría tener un impacto negativo en Estados Unidos: “
COTIZACIÓN EURO-YEN:
El euro nada entre dos aguas
En medio de esta lucha por ser el más débil, el euro no se configura como gladiador ganador. La divisa europea corre el riesgo de fortalecerse frente a otras monedas si el Banco Central Europeo continúa como mero espectador de este enfrentamiento. Por mucho que el mercado espera más bajadas de tipos en Europa, Draghi no las ejecuta y el euro se revaloriza. Así pues, Chris Iggo comenta que “en cierto sentido, un euro fuerte es bueno porque significa mayor confianza en el mercado y en la economía europea, pero no es bueno para las exportaciones europeas”. Al parecer, la fortaleza del euro no sólo obedece a que otras monedas estén más devaluadas, sino también a la mejoría de la situación económica europea. Según Olivier Ginguené, CFA, estratega jefe de Pictet AM, “el euro ha subido muy por encima de su valor intrínseco, lo que parece reflejar la convicción generalizada de que la crisis de deuda de la zona euro está bajo control, aunque no lo suscribimos. La expansión del balance de los Banco Centrales determinará el cruce del euro-dólar hasta que los mercados descuenten un alza de tipos de interés en EEUU. Además en cualquier guerra de divisas la eurozona puede carecer de ‘artillería’ y el euro aumentar de valor. Eso explica por qué el BCE, a pesar de su renuncia, puede tener que hacer que el tipo de interés que paga a los depósitos de sus bancos llegue a zona negativa”. Además, “la debilidad del dólar podría ser causada por una mezcla de las políticas monetarias expansivas de la Fed y de las dudas que despierta en los mercados debido a sus problemas de desequilibrio presupuestario”, dice Victoria Torre, pues la Reserva Federal ya ha reiterado que mantendrá las políticas laxas mientras el paro estadounidense supere el 6,5%. Con este telón de fondo, Manuel Domínguez-Blanco indica que el par euro-dólar, “tras tocar los 1.3210 podemos esperar un retroceso a 1,2950. Aconsejo que no se tomen posiciones hasta que finalice este retroceso, aunque la perspectiva sigue siendo alcista para volver a repuntar hasta los 1,37-1,40 dólares”.
COTIZACIÓN EURO-DÓLAR:
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