Lo primero de todo, hay 3 grandes categorías: renta variable, renta fija y oro. Y ahora pasamos a desglosar estas categorías.
El valor estimado del mercado invertible global asciende a 261 billones de dólares. Para ponerlo en contexto, eso equivale a casi dos veces el PIB mundial. No es dinero real en circulación, sino el valor de los activos financieros e inversiones que cotizan y se negocian. Es el universo disponible para inversores institucionales y particulares que buscan preservar o multiplicar su patrimonio.
Fuente: Carlos Arenas Laorga
La renta variable, con 127,8 billones de dólares, representa casi la mitad del total global invertible (49%). Y dentro de este bloque, Estados Unidos sigue siendo el líder absoluto:
- Renta variable USA: 81,8 billones de dólares. Solo Wall Street representa el 31% del total del universo invertible y el 64% de toda la renta variable mundial.
- Europa (ex UK): 14,1 billones.
- Asia (ex Japón): 15,3 billones.
- Japón y UK, con cifras más modestas (6,4 y 3,8 billones, respectivamente), también juegan su papel.
Esta concentración nos recuerda que invertir en renta variable hoy es, en buena medida, invertir en EE.UU. Por eso el S&P 500, el Nasdaq o los fondos globales tienen tanta exposición a la bolsa americana.
Tras años de tipos negativos o cercanos a cero, la renta fija (bonos) ha recuperado terreno. Representa 96,6 billones de dólares (37% del total invertible).
- Bonos USA: 41,5 billones, dominan también este segmento.
- Europa: 28 billones.
- Asia (sin Japón): 20,3 billones.
- Otros bonos: 6,8 billones.
Y no olvidemos que, a medida que bajan los tipos, suben los precios de los bonos ya emitidos. La renta fija no solo da cupones, también puede generar plusvalías.
Con 15,7 billones de dólares, el oro sigue destacando. Es casi tan grande como toda la renta variable asiática ex Japón, y más que la europea.
Su función no ha cambiado en miles de años. Siguen siendo valor refugio, depósito de valor, protección frente a la inflación y la incertidumbre, usos industriales y de joyería, etc. Y aunque no genera rentabilidad, cumple una función esencial en carteras diversificadas.
Aunque todavía pequeños en comparación con la RV o la RF, el crecimiento de los mercados privados es notable. Más todavía si le añadimos los criptoactivos.
Los mercados privados están ganando peso en las carteras de inversores, gracias a su potencial de rentabilidad superior frente a los mercados cotizados. Eso sí, con menor liquidez y posibles riesgos añadidos.
En cuanto a los criptoactivos, su valor fluctúa mucho, pero su mera presencia en esta tabla ya es un indicador de que el mercado los reconoce como parte del universo invertible.
Por último, aunque no menos importante, se encuentra un tipo de activo que muchas veces no se considera como parte del universo de activos. Me refiero al inmobiliario invertible, es decir, REITs, fondos, etc., no a tu casa. Un peso menor, pero relevante para quienes buscan rentas periódicas y diversificación.
El dónde invertir y en qué porcentajes depende del perfil de riesgo, del horizonte temporal, de tus objetivos, etc. Eso sí, casi más importante que el activo en sí es estar bien diversificado y siempre invertido.