Según Harvard, la gestión de la incertidumbre es una de las tareas más complejas que tienen los directivos actuales, ya que el mercado es tan cambiante que se deben reformular sus estrategias de forma cada vez más rápidas, mientras antes un plan de negocio podía aguantar 5 años, en estos momentos es muy complejo predecir el año en curso.

Las empresas deben desarrollar una forma ágil de que las organizaciones puedan cambiar y tener esa capacidad para adaptarse a condiciones cambiantes cada vez más rápidamente. Los directivos deben tener un mecanismo de "alertas" que puedan dar información temprana sobre posibles disrupciones que puedan afectar a sus productos o procesos productivos.

Es aquí dónde la IA entra con fuerza en la toma de decisiones, ya que bien utilizada puede mejorar las capacidades de las empresas y ayudar a prevenir adelantos de los competidores. Por lo que la IA debe de ser una herramienta indispensable para los directivos de las empresas.

Harvard nos habla de 2 grandes capacidades que distinguen si las empresas han implantado de forma correcta una IA en sus procesos productivos.

Retornos Medibles de la IA: Harvard hace hincapié en hacer retornos medibles y proyectos piloto exitosos con IA, enfocándose en la aplicación práctica de la tecnología.

Liderazgo Humano vs. IA: La discusión sobre el "nuevo liderazgo" plantea que la IA obliga a los directivos a ser "más humanos", ya que la máquina se encargará de lo analítico y repetitivo. El liderazgo del futuro se juzgará por la capacidad de equilibrar la innovación con la responsabilidad.

Otro tema recurrente es cómo mitigar los riesgos de la IA para garantizar un beneficio positivo para la empresa y la sociedad, lo que refuerza la necesidad de integrar la ética en el desarrollo tecnológico. Recordemos que la responsabilidad social corporativa debe ser parte sustancial de la estrategia empresarial, los mercados y la sociedad cada vez buscan más empresas con "alma".

Harvard ha recomendado el método de Taylor Swift, "Drip, Not Drop" (Goteo, no Caída), como una estrategia para lograr el éxito y la constancia. Se basa en compartir pequeños avances y reconocer logros constantemente (en lugar de solo los resultados finales) para mantener la motivación y el crecimiento sostenido.

En definitiva los directivos tienen grandes retos por delante y no solo se trata de tener conocimientos técnicos, sino cómo transformar nuestra mentalidad para buscar cambios en las organizaciones que se dan de forma cada vez más rápida.

¿Siempre hay que estar pensando en nuevos retos?

Quizás aquí es dónde un profesor de Harvard, nos da una visión diferente de cómo afrontar esos grandes retos. Necesitamos tener momentos de aburrimiento.

Según Arthur C. Brooks, catedrático de la Universidad de Harvard indica que los humanos "necesitamos estar aburridos. Si nunca te aburres, acabarás sintiéndote vacío y deprimido”, el aburrimiento nos debe ayudar a pensar y no tenemos que estar todos los días conectados. Esa incomodidad, es lo que ha impulsado durante siglos la creatividad. “Las generaciones anteriores tenían menos ansiedad porque se daban tiempo para pensar y reflexionar”.

"En la nueva era de la competitividad, la transformación empresarial comienza con la transformación individual. El mayor diferencial ya no reside en la tecnología ni en los recursos financieros, sino en la capacidad intrínseca de los equipos para aprender, adaptarse e innovar de manera constante.

Las empresas deben prepararse para construir el futuro activamente activamente.

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