1. Revise la asignación de activos de la cartera (proporciones de renta variable, renta fija, efectivo y otros activos).

Si posee varias cuentas de inversión, le sugerimos que lo haga en todas ellas para calcular la distribución general de sus inversiones. Los titulares de fondos de renta variable o renta fija deben ser conscientes de que las denominaciones de los mismos a menudo no dicen mucho sobre su contenido –por ejemplo, «Crecimiento Equilibrado»–. Puede buscar información sobre sus títulos subyacentes para saber a qué categorías se adscriben. Si no la encontrara publicada, no obstante, debería tener la posibilidad de contactar con la gestora del fondo para que se la facilite.

  1. Revise los fundamentos que respaldan la asignación de su cartera.

En nuestra opinión, deberían tenerse en cuenta, entre otros, los siguientes: los objetivos de inversión o el propósito principal de su inversión; las necesidades de efectivo; la tolerancia al riesgo, es decir, en qué medida es capaz de mantener la calma frente a las eventuales caídas del mercado; y el horizonte temporal requerido, que definimos como el intervalo temporal durante el cual debe mantener la inversión en aras a maximizar la probabilidad de cumplir sus planes financieros.

Para entender cómo pueden influir estos factores en la distribución de su cartera piense en un inversor de edad avanzada cuya esperanza de vida esté, en consecuencia, limitada, de hábitos modestos y que no tenga intención de legar una herencia. Su manera de vivir, horizonte temporal y objetivos no parecen demandar demasiada revalorización, como sí lo haría posiblemente un pensionista más joven y activo que desee viajar por el mundo y, al mismo tiempo, financiar la educación de sus nietos. En el primer supuesto, el componente de renta fija tendrá un peso considerable en la cartera, ya que estos instrumentos de inversión se caracterizan por una menor volatilidad a corto plazo frente a la renta variable1.  Sin embargo, también en comparación con esta, carecen de su potencial de crecimiento a largo plazo, conque, si este fuera necesario, se debería conservar al menos cierta ponderación de acciones en la cartera.

Para evaluar si es pertinente acometer cambios, pensamos que puede ayudarle responder a las siguientes preguntas.

El año pasado o desde que revisó por última vez su situación financiera:

                ¿Su salud experimentó algún cambio relevante, positivo o negativo?

                ¿Se casó, se divorció o perdió a su pareja?

                ¿Advirtió que sus ahorros se están consumiendo a un mayor ritmo de lo previsto?

                ¿Tuvo que afrontar puntualmente un enorme gasto o recibió un ingreso extraordinario?

                ¿Cree que sus gastos en 2020 serán distintos a los de 2019?

                ¿Ha elevado sus objetivos de inversión?

Por más que esta lista no sea exhaustiva, si ha respondido afirmativamente en algún caso, creemos que merece la pena que examine su asignación de activos al objeto de comprobar que esta se mantiene en sintonía con sus circunstancias vitales y sus objetivos de inversión.

3. Compare la exposición sectorial y geográfica de su cartera con la de un índice de referencia para conocer con precisión dónde, cómo y cuánto se desvía con respecto al mismo. De resultas de ello podría descubrir que en ciertas áreas su exposición es excesiva, a nuestro parecer un riesgo más elevado de lo recomendable.

Definimos índice de referencia como aquel lo suficientemente amplio, ya sea de renta variable o renta fija, como para servir de modelo para el diseño de una cartera de inversión, gestionar su riesgo y evaluar su rentabilidad. Por ejemplo, bajo nuestro punto de vista, el MSCI World Index –un índice internacional que incluye 23 mercados bursátiles de países desarrollados– es una herramienta excelente para el seguimiento de la renta variable internacional. Puede recurrir a él para determinar si su cartera se concentra demasiado en alguna categoría como un país, una región, un sector, una empresa en particular o cualquier otro aspecto. Cuando esto sucede consideramos que aumenta el riesgo y se limitan las oportunidades de inversión. Asimismo, pese a que recomendamos sobreponderar las categorías en que se espera cosechar buenos resultados –y viceversa–, nuestro consejo es ser prudentes antes de desviarse demasiado del índice de referencia, dado que con ello se eleva el riesgo de que las dificultades por las que pasen las distintas áreas del mercado le afecten más de la cuenta.

Le planteamos dos preguntas para que valore si la diversificación de su cartera es insuficiente. Aunque están concebidas para los títulos de renta variable, también pueden trasladarse al segmento de renta fija de su cartera. Una posición demasiado grande en deuda de un único emisor –o incluso en un solo tipo de emisor– conlleva riesgos elevados que, estimamos, conviene mitigar.

  • ¿Su país tiene mucho peso en la cartera?

La experiencia nos dice que mucha gente se siente más cómoda –y patriota– al invertir principalmente en activos de su propio país. Juzgamos que actuar de este modo puede crear un sesgo hacia sectores y compañías concretas, incluso cuando se hace en mercados europeos desarrollados. Por ejemplo, el 44,1% del índice MSCI Bélgica –que abarca el 85% de la bolsa de este país– lo representa el sector de bienes de consumo básico, fruto, sobre todo, de la enorme ponderación de una empresa cervecera (42,1%2). En el índice MSCI World, con todo, este sector solo supone el 8,4%3

  • ¿Alguna compañía destaca especialmente en la cartera?

Otra tendencia que hemos comprobado en numerosas ocasiones es que muchos inversores favorecen desproporcionadamente las acciones de la empresa donde trabajan, tal vez por mera familiaridad o porque realmente creen que su éxito está garantizado. Además de atentar contra la lógica de la diversificación, nos parece que unir las rentas del trabajo y las rentas de capital a un mismo destino significa que una mala racha podría amenazar seriamente su bienestar económico. Al inversor le beneficia diversificar adecuadamente.

Una consideración adicional: la diversificación no se establece una vez y después se olvida. El hecho de que haya construido la cartera atendiendo a un índice de referencia no implica que su asignación actual sea idónea. Con el tiempo, es posible que los títulos que hayan exhibido un mejor comportamiento ocupen una mayor presencia en la cartera que al principio. El reequilibrio, mediante la combinación de activos con plusvalías importantes con otros más discretos y orientado a satisfacer las exigencias de diversificación, es una tarea útil. Para identificar oportunidades en este proceso le sugerimos que busque las diferencias más notables en títulos o categorías entre su cartera y el índice.

4. Revise su fondo de emergencia

Se refiere a su reserva de efectivo o de instrumentos que pueden transformarse en liquidez de forma inmediata de la que pueda disponer si la necesita puntualmente. Si lo minoró en 2019 debería ponderar la posibilidad de volver a dotarlo lo antes posible. Las emergencias per se son imprevisibles, así que creemos que es mejor tenerlo siempre preparado por si acaso.

5. Más allá de la composición de la cartera, revise sus expectativas de 2019 y si los resultados estuvieron a la altura.

Si previó que el brexit o que los aranceles del Gobierno de Trump iban a desencadenar una recesión a escala planetaria, admita que sus consecuencias no han sido tan dañinas –de hecho, para nosotros siguen siendo una fuente de rentabilidad–. Los errores son humanos, evite caer en la trampa de ignorarlos, olvidarlos o racionalizarlos y aproveche su potencial como herramienta de aprendizaje. Según nos dicta la experiencia, comprender los errores del pasado puede contribuir a identificar y evitar otros errores en el futuro.

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