2025 fue solo el aperitivo. O al menos así lo ven en Ibercaja, donde ya afinan la mirada hacia un 2026 que podría consolidar un crecimiento global aún vigoroso —entre el 3% y el 3,3%— apoyado en cuatro grandes motores. El primero, un consumo privado en excelente forma gracias a un mercado laboral que sigue resistiendo. El segundo, un boom de inversión en CAPEX impulsado por la inteligencia artificial, la seguridad digital y la defensa, capaces de reconfigurar por completo el tejido productivo. El tercero, la vuelta de políticas monetarias y fiscales más expansivas. Y el cuarto, un entorno regulatorio más relajado, tanto en EE.UU. como en Europa, que promete dar oxígeno a empresas y mercados. En ese escenario, Ibercaja no duda: las tres temáticas que definirán el próximo año serán la tecnología, la salud y la longevidad, y el consumo global —especialmente el emergente—. Tendencias profundas, transversales, capaces de generar crecimiento incluso cuando la macro se tambalea. “Flexibilidad y adaptabilidad” es el mantra, pero sin perder el foco en los vectores que de verdad mueven el mundo.
Esa misma filosofía de flexibilidad estratégica atraviesa, de forma casi paralela, el ADN del Carmignac Portfolio Flexible Bond. Su gestor, Eliezer Ben Zimra, explica que el fondo vive en modo radar permanente: asignación global sin fronteras, duración que puede bailar entre -3 y +8, y un equipo de especialistas en crédito y emergentes que analiza cada grieta del mercado. No es casualidad que decisiones contrarias —como apostar por duraciones largas en EE.UU. y cortas en Europa en momentos políticamente tensos— hayan generado alfa donde otros solo veían ruido. Hoy, Ben Zimra mantiene una visión constructiva sobre Estados Unidos, donde la inflación se niega a volver al famoso 2%, pero detecta valor quirúrgico en la parte media de la curva europea. Su advertencia, sin embargo, resuena fuerte: el crédito está demasiado caro. En un mundo donde las políticas fiscales han pasado a dominar frente a las monetarias, solo la convicción bien informada marca la diferencia.
Y convicción, precisamente, es lo que falta cuando se repite sin matices que la bolsa estadounidense está cara frente a la europea. Los datos cuentan una historia distinta. Sí, los múltiplos más altos del mercado estadounidense son estratosféricos, pero son cosa de un grupo muy reducido de gigantes tecnológicos. Cuando se mira el mercado empresa por empresa, percentil por percentil, el relato cambia: la mediana de Estados Unidos y la de Europa cotizan prácticamente igual. El aparente descuento europeo se concentra en sectores cíclicos y regulados que sufren problemas estructurales. Estados Unidos, en cambio, es más caro… porque es mejor. Más márgenes, más calidad, más crecimiento. No es una prima injustificada: es una prima por excelencia.
Sin embargo, excelencia no significa permanencia. Y las carteras activas lo saben. En Altex Quality, donde la selección exige robustez, crecimiento, momentum y valoración, solo cuatro de los siete “magníficos” sobreviven el filtro. Nvidia, Amazon y Alphabet sí; Apple, Tesla y Microsoft no. Las razones son quirúrgicas: Tesla pierde impulso relativo; Apple crece menos que sus comparables; Microsoft queda fuera por décimas. Y junto a estos colosos conviven nombres discretos pero sólidamente rentables, como EICO —joya aeroespacial tan estable como su industria— o Carvana, transformadora silenciosa del mercado de coches usados. La lección es evidente: la calidad no es un club eterno, sino una fotografía dinámica.
Y hablando de dinámicas, pocas historias revelan mejor las tensiones internas del mercado que Nvidia. Gigante absoluto, sí. Pero también dependiente hasta lo delicado de una cadena de suministro ultraconcentrada. TSMC fabrica la mayor parte de sus chips, con Nvidia acaparando más del 70% de su capacidad de empaquetado avanzado. Samsung y GlobalFoundries completan —de forma casi simbólica— el reparto. SK Hynix y Micron aportan memorias críticas; ASE y JCET ensamblan. Una fortaleza extraordinaria con un talón de Aquiles evidente.
Esa vulnerabilidad permite entender otra realidad silenciosa: invertir en Estados Unidos no es invertir solo en Estados Unidos. Las grandes compañías del S&P 500 son criaturas globales, con casi un 40% de sus ingresos generados fuera del país. Comprar un ETF americano es comprar China, India, Europa o Latinoamérica en diferido. Una exposición internacional disfrazada de doméstica, que aporta descorrelación… pero también trampas de percepción. En un mundo donde la geografía del beneficio importa más que la geografía de la sede, la diversificación exige lupa fina.
Quizá por eso los ETFs activos han irrumpido como una nueva pieza central para las carteras al combinar la transparencia y liquidez de los ETFs tradicionales con la capacidad de selección y convicción propia de la gestión activa. Columbia Threadneedle, con su gama QR Series, ha roto las costuras del concepto tradicional de ETF. Cotizados sí, transparentes sí, líquidos también; pero con alma activa. Su filosofía es clara: diferenciarse, no replicar. Excluir a Amazon, Tesla o Microsoft si no cumplen criterios. Mantener una beta cercana a 1, pero un alfa constante. Y rebalancear a diario, con disciplina quirúrgica. El resultado: superar al índice con menos valores y comisiones mínimas. Para un inversor europeo que pide eficiencia sin renunciar a control, la propuesta empieza a sonar a nuevo estándar.
Al otro lado del espectro de riesgo, las criptomonedas lidian con una nueva oleada de caídas del 40%. Pero lo que para muchos es vértigo, para expertos como Román González es una ocasión histórica y una de las mejores oportunidades para entrar en el mercado. Tras un 2025 de adopción institucional masiva y explosión del uso de stablecoins, estas correcciones forman parte del ADN del activo. Las volatilidades del 45% anual no son anomalías: son el terreno de juego. Por eso las grandes gestoras ya asignan entre un 1% y un 3% en sus carteras diversificadas.
Y en medio de este escenario incierto, el desafío para los inversores no es tanto anticipar el próximo movimiento del mercado… sino decidir de qué lado del pulso global quieren posicionarse, y ahí la formación financiera se hace más esencial que nunca. Por ello, desde Estrategias de Inversión, ayudamos y acercamos el mundo de la inversión a todos los perfiles. En este sentido, realizamos cursos y webinarios gratuitos para aprender y mejorar la inversión en mercados financieros sobre análisis fundamental, técnico o Cursos de inteligencia artificial aplicada a los mercados, para aprender, desde cero y con ejemplos prácticos, cómo aplicar la IA —incluyendo herramientas como GPTs ya existentes o GPTs personalizados— para investigar, analizar y automatizar tareas clave en el mundo financiero.
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