La acción de los Bancos Centrales ha creado una situación de mercado nunca antes vista e ilógica:
los activos más seguros –el bund alemán y el Treasury  americano- se han convertido en los menos seguros debido a su sobrevaloración o burbuja. Sólo hay que ver la evolución de su precio, que ha llevado a rentabilidades negativas, algo irracional:
 
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL BUND ALEMÁN

Además, el riesgo de esta burbuja se ha trasferido a otros activos: bonos de más alta calidad, bonos corporativos, renta variable y activos reales (por ejemplo, el inmobiliario). Muestra de esta situación ilógica es que, por ejemplo, Bulgaria se esté financiando al mismo tipo que EEUU, o que un bono high yield rente de media un 2,4% (¿Cómo se puede considerar alta rentabilidad un 2,4%!).
 
RENTABILIDADES BONOS EUROPEOS
Fuente: Financial Times

La gran burbuja creada en la renta fija se podría pinchar si la inflación sube drásticamente, como contempla el informe “Apocalipsis Now?”. En este sentido, Ignacio de la Torre, socio de Arcano, avisa de que “las pérdidas de los activos libres de riesgo se trasladarían al resto del mercado financiero y a multitud de activos”.  Pero, ¿realmente hay riesgo de que la inflación se dispare cuando ni siquiera la insistencia de los Bancos Centrales consigue reanimarla? Lo cierto es que sí. Hay varios factores que amenazan con hacerla saltar:
  • - Aumento de los costes laborales
  • - Subida del precio del petróleo
  • - Subida del precio de la vivienda
  • - Aceleración excesiva de la velocidad de circulación de la gran cantidad de dinero imprimido por los Bancos Centrales

Sin duda, nos encontramos ante un complicado escenario que los Bancos Centrales tienen que capear, frenando la llama que ellos mismos han encendido con sus programas cuantitativos y que acecha la mecha de una gran bomba financiera mundial que podría explotar. Pero no nos llevemos las manos a la cabeza. Puede que las políticas de los Bancos Centrales hayan sido infructuosas (no han logrado robar demanda futura para traerla al presente y la guerra por la devaluación de las divisas no ha favorecido el aumento de las exportaciones), pero estos organismos están a tiempo de corregir su ineficacia y “reducir paulatinamente un escenario de eventual Apolalipsis financiera”, confían desde Arcano.  Para ello, los dirigentes de los bancos centrales deben usar magistralmente sus palabras y, por otro lado, deben pasar de la política monetaria a la fiscal de forma gradual.
 
La materialización de la política fiscal puede realizarse mediante reformas estructurales y planes de inversión en infraestructuras. De la Torre reconoce que esto puede favorecer también el aumento de la oferta de bonos soberanos, pero que “el binomio crecimiento/riesgo será más razonable a nivel global”.
 
Si los Bancos Centrales no consiguen hacer gradual este escenario de riesgo de que se dispare la inflación, “en 2017 puede estallar una nueva crisis financiera que no será como la del 2008, pues esta vez los bancos sí están capitalizados, pero sí será más parecida a la crisis .com. Además, a nivel empresarial una bajada drástica del precio de los bonos podría llevarse por delante a algunas aseguradoras, debido a la enorme cartera de deuda soberana que poseen”, reconoce el experto.
 
 ¿Dónde puede encontrar refugio el inversor ante este escenario?
Ante la pérdida de su característica de refugio de los activos apodados “libres de riesgo”, podemos resguardarnos de un hipotético escenario de alta inflación en “activos que no están en burbuja”, dice Ignacio de la Torre, quien precisa que son:
  • - Inmobiliario. Por ejemplo en España, donde ya pasó la crisis. No obstante, el experto advierte que “si todo el mundo se resguarda en el inmobiliario, se creará otra burbuja”.
  • - Emergentes: mucha gente se está yendo a buscar valor en países emergentes, pero cuidado porque los fundamentales no están mejorando en muchos de ellos.
  • - Bonos flotantes
  • - Cash
 
Quizás piensen que el oro, como clásico activo que se utiliza de refugio contra la inflación, debería estar en esta lista, pero De la Torre advierte que “sólo de forma táctica, pues el precio de la onza debe acabar bajando y ajustándose a su coste de extracción, que está en los 900 dólares” (un 30% por debajo del precio actual).