Hay varios estudios que confirman la teoría que reconoce que la mayor parte de las ganancias que cualquier inversor va a conseguir en cualquier ejercicio se producen en de noviembre a abril. Aunque los detalles de todos estos análisis varían, lo cierto es que la idea general es que en esos seis meses las subidas de las bolsas son mayores que de mayo a octubre.

De hecho, hay estudios que dicen que el 90% de las ganancias se producirían en ese periodo y que los mayores mercados bajistas se suceden de mayo a octubre. La subida media de esos meses dorados sería de un 6,8%, frente al raquítico 1,1% que se produce hasta octubre. Parece que no hay duda.

Pero el diablo está en los detalles. Hay algunos expertos que aseguran que la mayor parte de los datos que hunden las estadísticas de los meses estivales se genera en años como 2008, cuando el S&P 500 llegó a caer un 30% en ese periodo. Por el contrario, otros estudios afirman que alrededor de un 30% de las veces, esos seis meses que comienzan en mayo han terminado siendo el mejor momento del año para estar invertidos en renta variable.

Pero, ¿de dónde procede esta creencia en primer lugar?

Según contaba hace unas semanas Michael Lipper, el fundador de la firma que lleva su nombre, la primera vez que el “sell in May and go away
” se movió por los corrillos del mercado financiero fue en Londres.

Afirma Lipper que durante siglos, los caballeros financieros de la Citi Londinense dejaban la capital británica en esas fechas para irse a ciudades costeras del sur del país y cambiaban la especulación financiera por las apuestas en los casinos. Al mismo tiempo en Wall Street, la llegada del verano a Nueva York era prácticamente insoportable hasta que se produjo la aparición del aire acondicionado, allá por 1985. Precisamente podría haber sido este invento el que dio al traste con esta extendida teoría.

De acuerdo con los datos que maneja Lipper, si uno mira la evolución del Dow Jones desde 1985, se observa que la rentabilidad del primer trimestre en esos treinta años ha sido del 3,18%, de un 2,92% en el segundo trimestre, de un -0,21% en el tercero y de un 4,44% en el cuarto. Es decir, no hay mucha diferencia.

De hecho, los analistas dicen que vender en mayo e irse a descansar solo funciona en un escenario muy claro, en épocas de mercados bajistas como el de 2008.

¿Estamos en ese escenario?


Eso es algo que nadie se atreve a afirmar con rotundidad y hay opiniones para todos los gustos. Sin embargo, en lo que a Wall Street se refiere, el sentimiento más extendido es que a la bolsa americana no le queda mucho recorrido.

Para Paul Markham, gestor del BNY Mellon Global Equity Fund, “el mercado estadounidense está caro, sólo tendría razones para subir subiendo si mejoran los beneficios empresariales y los datos macroeconómicos. Por lo que estamos viendo hasta ahora las cuentas de las compañías están siendo un poco decepcionantes”, asegura el experto. En su opinión, el mercado de renta variable ya no tendría mucho más recorrido, sobre todo si no la FED decide retrasar más aún la decisión de encarecer el precio del dinero. Para los expertos de esta firma, la autoridad monetaria no tocará los tipos hasta el año que viene.

Se trata de una visión en la que en BNY Mellon no están solos. Según la última encuesta de gestores de BofA Merrill Lynch, gran parte de los gestores encuestados consideran que tanto los bonos como la renta variable están sobrevalorados y se muestran preocupados sobre la posible formación de una burbuja.

Es más, la proporción de los inversores globales que creen que la bolsa está cara ha alcanzado su nivel más alto desde 2000, y sube hasta el 25%. Por regiones, Estados Unidos se ve como el mercado con una valoración más alta, al contrario de lo que ocurre con Europa y con Japón.

Si hacemos caso a las cifras que se desprenden de la encuesta de la firma estadounidense, una gran cantidad de inversores de este país habrían decidido ya salir de la bolsa de este país sin esperar, ni tan siquiera a mayo. 


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