Los primeros sondeos a pie de urna ya mostraban la ventaja de Syriza. Las encuestas daban al partido izquierdista un porcentaje de voto del 30% al 34%
. El centro-derecha de Nueva Democracia cosechaba entre el 28,5% y el 32,5% de los votos. En el tercer lugar quedarían los neonazis de Amanecer Dorado, con entre el 7 % y el 8 %. Les siguen los socialdemócratas de Pasok, con entre el 6 % y el 7 %; los comunistas de KKE, con entre un 5,5 % y un 6,5 %, y el centrista To Potami, con entre un 4 % y un 4,5 %, siempre según las estimaciones a pie de urna. A  estas horas, Nueva Democracia ha asumido su derrota y a felicitado el partido de Alexis Tsipras 




Destaca la gran abstención

Tal y como informan distintos medios, la participación en las urnas sería una de las más bajas de la historia de Grecia: con un 54,4% frente al 63,6% que apoyó al partido de Tsipras en su anterior victoria, en enero de este mismo año.  Una alta abstención que ha destacado durante toda la jornada y con muchas dudas en las preferencias del voto. Alrededor de 9,8 millones de griegos mayores de 18 años estaban llamados a votar este domingo
. Los partidos que se presentan tienen que obtener al menos un 3% de los votos para contar con  representación parlamentaria.  En las últimas eleccioes, Syriza obtuvo  149 escaños y formo coalición con el gobierno derechista Griegos Independiente (13 escaños), una alianza que gestionó el país con estabilidad hasta que llegó el ultimatum para pagar a los acreedores. 

 Tsipras había manifestado durante la jornada su optimismo por que el pueblo votaría un Gobierno estable que en los próximos cuatro años "dará la batalla, no sólo dentro del país sino también en Europa". "Hemos demostrado ser capaces de abrir caminos allí donde no existían (...). Superaremos las dificultades", subrayó, haciendo hincapié en la necesidad de lograr un mandato firme para los próximos cuatro años.

Pero ¿qué se juega Grecia en estas elecciones?  Para empezar, fortalecer la posición de Tsipras que se había visto debilitada tras el tira y afloja que supuso su oposición para cumplir con las exigencias de pago impuestas por los acreedores.  El referendum posterior avaló su "no" y la  vuelta al redil para asumir el coste impuesto desde Bruselas para acatar las reformas exigidas para un tercer rescate. 

Aunque también,Syriza habría tomado esta decisión para frenar la débil situación que vive su economía. Pese a toda la situación, el país heleno ha pasado de esperar un crecimiento de más del 2% para este año a augurar un retroceso de entre el 2 y el 4%, según el parlameno de Atenas.  Con ello, tanto el volumen de su deuda como la negativa de una gran parte del Parlamento - miembros incluidos de su partido - de aceptar las condiciones del tercer rescate, pusieron a Tsipras entre la espada y la pared.  La victoria de este partido daría al primer minitro alas para aplicar el paquete de medidas acordadas con los acreedores a cambio de los 86.000 millones de euros del rescate o para tensar aun más la cuerda, como ha hecho durante los meses posteriores a las elecciones. 

Pendientes del resto de la periferia

Una situación que haría de nuevo replantearse la sittuación en la Eurozona, con los países periféricos también en procesos electorales.  De hecho, después de Grecia le tocará el turno a Portugal, el próximo 4 de octubre y España, previsiblemente para el 20 de diciembre. Unas elecciones que podrian alterar el rumbo adoptado por la UE en el consejo  de 2010 en el que se pactó el primer rescate sobre las finanzas griegas a cambio de reformas y ajustes en Atenas y Madrid.  Por entonces, el déficit comunitario ascendía a cerca de un 7% del PIB y el de los países del euro al 6,3%. Hoy tanto la Eurozona como los distintos países tienen un déficit inferior al 3%, aunque el BCE alertó reciemente de que el esfuerzo   estructural se ha detenido.