Un ciclo macroeconómico “dulce”

Amundi identifica un momento macroeconómico sólido. La economía global ha resistido los aranceles impulsados por Donald Trump, apoyada en una política fiscal expansiva y en unas condiciones monetarias que, según las previsiones de la gestora, seguirán siendo acomodaticias.

La firma prevé un crecimiento mundial del 3% en 2026 y del 3,1% en 2027. Estados Unidos avanzaría cerca del 2%, mientras que la eurozona rondaría el 1%. La inversión tecnológica en EE. UU., que ha crecido a ritmos extraordinarios, debería moderarse, mientras que el consumo se mantendría como principal pilar de la actividad.

En Europa, la política industrial se está reorientando hacia sectores como defensa, infraestructuras y energía, con el objetivo de impulsar la autonomía estratégica y redirigir el sistema macrofinanciero hacia la inversión privada a medio plazo.

Política monetaria: más recortes en 2026

Si el impulso fiscal continúa, la política monetaria seguirá el mismo camino. Amundi prevé nuevas bajadas de tipos en 2026 en la mayoría de economías desarrolladas —con la excepción de Japón, que podría subirlos en dos ocasiones—. La Fed recortaría tipos tres veces, hasta el 3,25%, y el BCE lo haría en dos ocasiones, hasta el 1,5%.

«Si todos los bancos centrales recortan, Europa no se quedará fuera: tiene la inflación bajo control y no le interesa un euro demasiado fuerte», señaló De la Morena.

Aunque el escenario es positivo, no está exento de amenazas:

  • Concentración bursátil, en niveles no vistos desde el año 2000.
  • Represión financiera y excesivo endeudamiento: "Los Estados gastan más de lo que ingresan. Si la economía no crece por encima de la inflación, toca financiarse con deuda", recuerda De la Morena. Francia, EE. UU. y Reino Unido superan ya el 125% de deuda sobre PIB.
  • Geopolítica, con focos activos en Europa, Asia y Oriente Medio.

Cómo posicionarse: diversificación y valoración

Con una macro favorable pero frágil, Amundi insiste en que la diversificación es esencial. Pese a la elevada incertidumbre política, la volatilidad se mantiene baja. “Vivimos en una sociedad sedada que convierte cualquier caída en una señal de compra”, advirtió el directivo.

Entre las estrategias defensivas recomendadas: volatilidad, bonos ligados a inflación, renta variable global, dividendos y metales.

Las carteras deberían ser globales y priorizar activos baratos por valoración. En 2023, la concentración del S&P 500 hacía que solo las Siete Magníficas generaran beneficios, pero esa dinámica ha cambiado. “¿Para qué pagar múltiplos tan exigentes?”, cuestiona este experto que ve oportunidades en sectores como S&P 500 Equal Weighted, Small caps en EE. UU, mercados emergentes, Mid caps europeas e índices como el FTSE 100 o EuroStoxx 50. 

En este entorno, Amundi mantiene su visión positiva sobre  financieras, industriales y salud mientras mantiene la cautela en energía y materiales.

La gestora ve un nicho de crecimiento en el universo de la nueva demanda energética impulsada por la Inteligencia Artificial y los hiperescaladores. Estos han moderado el crecimiento de sus inversiones del 60% al 40%, pero siguen ampliando capacidad financiándose también vía deuda. El reto: la dependencia de otras industrias que podrían limitar su capacidad de expandirse al ritmo que exige el mercado.

En renta fija, Amundi prefiere Europa frente a Estados Unidos, y dentro del crédito, la deuda corporativa de alta calidad. Destaca especialmente las regiones periféricas —España, Italia y Portugal— por su mayor disciplina fiscal.

En emergentes, la volatilidad ha sido inferior a la del bono estadounidense tanto en divisa local como fuerte, lo que «crea un entorno muy propicio para este tipo de deuda».

El oro sigue siendo, para Amundi, el mejor activo diversificador ante la pérdida de confianza en el dólar y el atractivo de los activos reales. "Nos gusta porque protege frente a precios y, si el dólar sube, aporta un plus de rentabilidad"