Los efectos que produce en nuestra vida y en la economía el cambio climático han provocado que cada vez más países se comprometan a ir reduciendo las emisiones de Co2. La situación es tan preocupante que dos países abiertamente contrarios a introducir ningún tipo de restricción a su industria como son China o Estados Unidos han ratificado su decisión de cortar  las emisiones al medioambiente.



Evidentemente todos estos pasos han ayudado a aumentar la conciencia de los ciudadanos con respecto a esta preocupación. No solo a ellos, dentro del mundo de la inversión se ha hecho más evidente que los cambios que se van a producir a nivel económico para adecuar nuestras infraestructuras y nuestras necesidades va a suponer una oportunidad de inversión. Es más, entidades como BlackRock han llegado a proclamar que el bienestar del medioambiente es ya una necesidad para los inversores.

Los expertos del BlackRock Investment Institute (BII) acaban de publicar una nota en la que explican que “hacer ajustes en la cartera” con este objetivo puede contribuir a reducir los riesgos de cualquier inversor. Es más, sus investigaciones apuntan a que los activos vinculados a la lucha contra el cambio climático puede producir rentabilidades superiores.

Según la institución,  el incremento de la regulación y las revolucionarias soluciones tecnológicas relacionadas con el cambio climático hace que sea primordial incorporar el componente de conciencia climática al análisis de inversión.    



En su opinión, no hacerlo implicaría que estaríamos asumiendo riesgos de varios tipos:

- Los avances tecnológicos en la generación, almacenamiento y consumo de energía que están lastrando los modelos de negocio actuales
- Las medidas normativas centradas en reducir las emisiones de carbono y mejorar la eficiencia energética
- La mayor frecuencia de episodios meteorológicos extremos
- Las presiones sociales para que las operaciones empresariales y las prácticas de los inversores institucionales incorporen una mayor conciencia climática.



Ellos creen que “los riesgos vinculados al clima se han infravalorado y no se han reflejado correctamente en las valoraciones, ya que se perciben como algo. No obstante, la percepción está cambiando a medida que los gobiernos y las empresas luchan por combatirlos de la mejor forma posible. El ritmo y las características de la transición hacia una economía con baja emisión de carbono podrían generar riesgo para algunas carteras. No obstante, los inversores que entienden estos desafíos serán capaces de aprovechar las oportunidades derivadas de estos acontecimientos”, apuntan.

Pero, ¿cómo preparar nuestras carteras para evitar estos riesgo?
Explican en la firma que  “para aquellos que seleccionan títulos de forma activa, el BII sugiere incorporar herramientas y procesos que integren parámetros medioambientales automáticamente en su proceso de búsqueda, incluido el uso de combustibles fósiles, el consumo de agua y el nivel de emisión de carbono. Una vez entienden a qué títulos están expuestos, pueden tomar decisiones fundadas sobre cómo gestionar mejor este riesgo. Muchos están optando por optimizar sus carteras ajustando la ponderación de sus posiciones y alejándose del riesgo climático”.

En la entidad consideran que en el mercado están surgiendo oportunidades para poder batir a los índices. Ellos acaban de preparar una herramienta en la que otorgan puntuaciones medioambientales a las cotizadas dependiendo de criterios científicos de BlackRock para la creación de carteras inmunes al cambio climático. Todo indica que las empresas estadounidenses con mejores puntuaciones en su lucha contra el cambio climático suelen ser más rentables y generan mayores beneficios.