El Oro ha alcanzado su precio más elevado en un siglo. Con una subida de alrededor del 50% en 2025, el precio de una onza del metal dorado ya supera los 4.000 dólares estadounidenses. La inestabilidad económica, los conflictos armados y las políticas arancelarias han fomentado una incertidumbre que se ha traducido en un aumento de las reservas de oro a nivel mundial. Además, los cambios en el sistema financiero internacional con la pérdida de protagonismo del dólar y una mayor presencia de nuevas economías como China, han promovido el incremento de la demanda global de oro.
El oro ha sido un metal clave en el sistema financiero desde, aproximadamente, el año 650 a.C. cuando comenzó a utilizarse como moneda de intercambio. No fue hasta el siglo XIX cuando este metal comenzó a usarse como respaldo de valor de las monedas emitidas en Reino Unido. Esta técnica, denominada patrón oro, se terminó en 1971 cuando el presidente estadounidense Richard Nixon suspendió la convertibilidad de los dólares al oro. Con ello, se puso fin al patrón oro y al sistema Bretton Woods, iniciando un régimen monetario fiduciario, es decir, basado en la confianza del dinero.
Sin embargo, que las monedas dejaran de estar respaldadas por su valor en oro no supuso el fin del metal dorado como actor clave en el sistema financiero internacional. De hecho, el oro, con el valor intrínseco a su naturaleza, continuó siendo un valor refugio para inversores y gobiernos. Históricamente, este metal ha sido activo seguro durante los periodos de incertidumbre e inflación. Así, durante la crisis del petróleo de 1979, la crisis financiera de 2008 o la ralentización de la economía por la pandemia de la COVID-19, el precio del oro aumentó. Este fenómeno muestra cómo el precio de este metal sirve como indicador de la situación de la economía internacional.
Además de utilizarse como un reflejo de la salud económica global, el precio del oro mantiene una relación inversa con el valor del dólar. De este modo, cuando el dólar se revaloriza el oro se deprecia y viceversa. En la situación actual, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha impuesto medidas arancelarias de manera generalizada y ha criticado las decisiones de la Reserva Federal sobre los tipos de interés. De esta forma, con las tensiones comerciales y las presiones políticas a las instituciones monetarias la confianza en el dólar ha caído, provocando así un aumento en el precio del oro.
La disminución de la demanda del dólar no viene causada exclusivamente por la falta de confianza en la moneda. Países, como los miembros de los BRICS, buscan fomentar la desdolarización para crear un sistema financiero global más multipolar, reduciendo el protagonismo de la divisa estadounidense. Estas economías son las que más oro están demandando actualmente, principalmente China, Turquía e India como herramienta para desacoplar sus sistemas económicos del dólar.
Este aumento de la demanda del metal dorado no es exclusivo de países emergentes. Muchas economías occidentales cuentan con grandes cantidades de dólares debido al comercio internacional. Tradicionalmente, con la cantidad sobrante de dólares los gobiernos deciden comprar bonos del Tesoro estadounidense, también considerados un valor refugio. Sin embargo, la incertidumbre económica de Estados Unidos ha llevado a los países a aumentar sus reservas en oro y reducir sus compras de bonos del Tesoro.
Además, las últimas medidas tomadas por la Reserva Federal estadounidense, que ha decidido reducir los tipos de interés un 0,25% para proteger el mercado laboral, es probable que no vaya a frenar la demanda de oro. Al contrario, al reducir los tipos de interés los bonos estadounidenses serán menos rentables por lo que los gobiernos e inversores pueden sentirse más atraídos hacia la compra de una activo como el oro, aumentando su demanda. Así, por primera vez desde 1996, las reservas internacionales de oro se sitúan ya por encima de los bonos del Tesoro estadounidense.
La demanda de oro se incrementa y su precio aún puede continuar al alza. El contexto de inflación económica, la búsqueda de diversificación de carteras ante la pérdida de confianza en el dólar así como la liquidez y tangibilidad que caracterizan al metal dorado pueden continuar influyendo en el aumento de su precio. De esta forma, el oro continuará manteniendo su función de activo refugio en un contexto de incertidumbre económica y tensiones geopolíticas.