Solana (SOL) empezaba este 2025 en el cielo tras alcanzar un máximo histórico, pero ese furor duro poco y su precio empezó a retroceder. Lo que le costó más de la mitad de su valor. Desde entonces los analistas e inversores se han dividido. Están quienes ven a esto  como un riesgo y otros como una oportunidad. Pero hay que ahondar un poco más para descubrir cuál es el lado correcto, según Alexander Zdravkov en Cryptodnes.

Una historia de recuperación tras fuertes caídas

La caída actual de Solana parece drástica por sí sola, pero no tiene precedentes. Tras el colapso de FTX en 2022, SOL cotizaba a un solo dígito, y muchos descartaron el proyecto por completo. Lo que siguió fue una de las recuperaciones más sólidas del mercado de criptomonedas, ya que Solana reconstruyó su ecosistema, recuperó la actividad de los desarrolladores y alcanzó nuevos máximos históricos en los años posteriores.

Esa historia importa. Los activos que sobreviven a momentos de crisis y luego recuperan máximos tienden a desarrollar una base de inversores a largo plazo que percibe las caídas profundas de forma diferente. Si bien la recesión actual ha puesto a prueba la confianza, no ha desmantelado la infraestructura ni el ecosistema central de Solana como lo hizo la crisis de 2022.

El ciclo de Bitcoin sigue siendo importante

Solana no cotiza en el vacío. Como la mayoría de las principales altcoins, su dirección a largo plazo está estrechamente ligada al ciclo de Bitcoin (BTC). Cuando la mencionada entra en tendencias alcistas sostenidas, el capital suele rotar hacia activos de beta alta como Solana en una fase posterior del movimiento.

Varias grandes instituciones financieras creen que Bitcoin podría estar acercándose a un punto de inflexión cíclico. Las investigaciones que apuntan a la capitulación de los mineros, combinadas con la dinámica de la oferta a largo plazo, han alimentado las expectativas de que podría recuperar impulso en los próximos uno o dos años. Las previsiones que apuntan a nuevos máximos a finales de esta década, de concretarse, probablemente impulsarían el mercado de criptomonedas en general.

En ese escenario, activos como Solana, que históricamente han superado las expectativas durante las fases de expansión, podrían beneficiarse desproporcionadamente una vez que retorne el apetito por el riesgo.

La exposición institucional está tomando forma lentamente

Otro factor que respalda una narrativa de recuperación a largo plazo es la expansión gradual del acceso institucional. En los últimos meses se han lanzado productos cotizados en bolsa (ETC) vinculados a Solana, que ofrecen exposición regulada a un grupo más amplio de inversores. Hasta ahora, las entradas han sido modestas, lo que refleja un entorno cauteloso y de aversión al riesgo, más que un rechazo rotundo.

Esa dinámica puede cambiar. Los flujos institucionales tienden a retrasar la estabilización de precios, no a liderarla. Si la confianza mejora y los mercados de criptomonedas en general recuperan impulso, estos vehículos podrían convertirse en una fuente significativa de demanda, en lugar de ser una nota al pie.

La volatilidad es un arma de doble filo

Nada de esto elimina el riesgo. La volatilidad de Solana se mantiene alta, y no se pueden descartar nuevas caídas si las condiciones macroeconómicas empeoran o si Bitcoin no se recupera. Pero la volatilidad también es lo que históricamente ha recompensado a los compradores a largo plazo dispuestos a soportar períodos incómodos.

En los niveles actuales, Solana cotiza muy por debajo de su máximo reciente, a pesar de mantener uno de los ecosistemas más activos del mercado de criptomonedas. Para los inversores que creen que el mercado en general aún no ha completado su ciclo, esa desconexión es precisamente lo que hace que valga la pena seguir de cerca este activo.

Panorama general

La caída de Solana refleja miedo, no un colapso. La red sigue funcionando, los desarrolladores siguen construyendo y el interés institucional se expande lentamente. Si bien la acción del precio a corto plazo puede mantenerse volátil, la historia sugiere que Solana tiende a fluctuar con mayor intensidad cuando el sentimiento cambia.

Para quienes tienen un horizonte a largo plazo, períodos como este han marcado históricamente fases de acumulación, no porque la recuperación esté garantizada, sino porque el equilibrio riesgo-recompensa cambia cuando el pesimismo alcanza su punto máximo.

Como siempre, el momento oportuno importa menos que la convicción. Y con Solana, la convicción se ha puesto a prueba muchas veces, y hasta ahora, se ha mantenido.

Solana cotiza en verde al mediodía del viernes en los 123.45 dólares. Las medias móviles de 70 y 200 periodos se mantienen encima del precio, RSI al alza en los 41 puntos y las líneas del MACD debajo del nivel de cero.

El soporte a mediano plazo se encuentra en los 116.87 dolares. Mientras, los indicadores de Ei se muestran mixtos.

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