A la hora de operar con un sistema automático lo primero es saber qué hace el sistema, más allá de la lógica de la toma de decisiones –algoritmo-, mirar el perfil de riesgo, las rachas de pérdidas que puede tener, expectativas de ganancias…
Además, partiendo del perfil del inversor, podemos decidir qué sistema es el más conveniente. El filtro realmente se pone en el grado de tolerancia que el invasor pueda tener: cuánto puedo llegar a perder y de cuánto dinero voy a disponer para operar en sistemas. Los sistemas se pueden adaptar a las características del inversor.
La principal ventaja de los sistemas automáticos es que todo se hace de manera automática, eliminando el componente emocional en la toma de decisiones. Además, es muy cómodo el operar, porque te evita estar pendiente de la pantalla.
La principal desventaja es que la gente tiene el problema del cortoplacismo y, cuando se invierte con sistemas automáticos hay que tener un horizonte medio/largo plazo (un periodo no inferior a 12 meses).
Los sistemas automáticos aportan en el Trading diversificación. El cliente no suele apostar ciegamente por él pero, si haces comparativas junto con otras tipologías de inversión, el riesgo de las inversiones se reduce enormemente y en los mercados que mejor comportamiento dan es en los bajistas. Recomendamos destinar una parte entre el 10-20% del patrimonio financiero a los sistemas automáticos.
Los sistemas automáticos que más hayan ganando en cierto plazo temporal no son garantía de que vayan a ser los que más ganen en un futuro. Aquel que esté interesado, puede entrar en la web strategyrank.com y ver cuáles son los sistemas más adecuados.