En el contexto actual de los mercados financieros, es común escuchar afirmaciones como: “Ya es tarde para entrar, el mercado ha subido mucho”. Este tipo de declaraciones, aunque frecuentes, suelen contrastar con el comportamiento real de los mercados. Los datos históricos muestran que, en numerosas ocasiones, tras una fuerte subida, los mercados han seguido avanzando. Las correcciones no implican necesariamente el fin de un ciclo alcista.
La evolución de la bolsa no sigue una trayectoria lineal. Existen fases de caída, crisis, recesión y pánico, pero también periodos de recuperación, innovación y crecimiento. Tal como señaló Warren Buffett, el mercado funciona como un mecanismo de transferencia de riqueza desde los inversores impacientes hacia los pacientes. En este entorno, la inflación actúa como un factor clave: erosiona el poder adquisitivo del dinero si no se invierte adecuadamente. Por este motivo, mantener el capital sin invertir puede resultar perjudicial a largo plazo o, lo que es lo mismo, el dinero pierde dinero.. La inversión constante y diversificada ha demostrado ser una estrategia eficaz para preservar el valor del dinero frente al aumento sostenido de precios.
Desde el punto de vista estratégico, no se trata de identificar activos de alto crecimiento de manera puntual, sino de participar de forma estructurada en el crecimiento económico global mediante vehículos como fondos diversificados. Ante la volatilidad actual, provocada por factores como las políticas arancelarias y la incertidumbre macroeconómica, algunas gestoras han optado por incrementar la exposición a activos de alta beta, incluyendo activos digitales. Desde A&G Global Investors señalan que el bitcoin ha registrado un rendimiento superior al de la renta variable tradicional desde los mínimos de abril, destacando su potencial como activo en entornos volátiles.
Con todo, la renta variable, continúa siendo uno de los pilares de las carteras, especialmente en fases de incertidumbre. En este contexto, Europa vuelve a atraer nuevamente la atención de los inversores. De hecho, los números los avalan. Los flujos de inversión reflejan el cambio de percepción y apuesta por Europa: en abril de 2025, los ETF UCITS domiciliados en Europa registraron entradas netas de 16.900 millones de euros, un incremento del 47% respecto al mismo periodo del año anterior. Este aumento sugiere una rotación hacia la renta variable europea, en detrimento de otras regiones, como Estados Unidos.
Y es que a pesar de que durante años se anticipó una recuperación del mercado europeo sin resultados concretos, la situación actual presenta características distintas. Las valoraciones son atractivas y existe margen de crecimiento si se consolidan reformas estructurales, se reducen los tipos de interés y se implementan estímulos económicos, como los propuestos en Alemania. Además, por el momento, los fundamentales siguen siendo sólidos. En este punto, para muchas casas de análisis y gestoras la clave para la segunda parte del año estará en esos resultados que veamos, fundamentalmente a lo largo del mes de junio, en los que ya tendremos encima de la mesa los posibles impactos que haya podido tener la guerra arancelaria anunciada y lo que ha supuesto para muchos sectores un parón en planes de inversión, planes de negociación, proyectos de fusiones y compras de empresas. Si esos resultados siguen siendo positivos, podríamos tener otro año muy bueno en términos de rentabilidades para los mercados de renta variable y quizás con mayor, digamos, importancia para los mercados europeos como así está siendo en este inicio de año.
Y aquí está una de las claves a la hora de apostar (en Europa o EEUU), en los fundamentales y cifras financieras. La evolución de las compañías, más allá de la cotización, se convierte en un criterio esencial. Una corrección en el precio de mercado que no esté acompañada de un deterioro en los resultados operativos puede representar una oportunidad de inversión, no una trampa de valor.
A nivel sectorial, se observa una tendencia hacia carteras más defensivas, con un mayor peso en salud, consumo básico y empresas con producción local. El aumento de las tensiones geopolíticas ha llevado a muchas compañías a centrarse en sus mercados nacionales, reduciendo su exposición a aranceles y barreras comerciales. Esta estrategia favorece a las compañías menos dependientes del comercio internacional.
Asimismo, la megatendencia del envejecimiento poblacional está generando oportunidades en sectores como servicios médicos, seguros, movilidad adaptada y cuidados personales. Estos segmentos muestran un crecimiento sostenido de la demanda, y los inversores pueden acceder a ellos mediante acciones específicas o fondos cotizados (ETF) que replican índices centrados en la temática del envejecimiento.
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