¿Cómo ha evolucionado el modelo de negocio de Audax Renovables en los últimos años?
Audax Renovables comenzó como una compañía puramente comercializadora de energía. En sus inicios, estábamos enfocados exclusivamente en el área de retail, dedicándonos a la venta de electricidad y gas.
Sin embargo, desde 2016, tras la adquisición de activos de energías renovables y la integración con Fersa, el modelo de negocio dio un giro significativo. Desde entonces, pasamos a operar con dos grandes áreas de actividad: por un lado, mantenemos la comercialización de energía, suministrando electricidad y gas en siete países europeos; y por otro, incorporamos el área de generación, desarrollando y operando nuestras propias instalaciones de energía renovable, tanto fotovoltaicas como eólicas.
La cartera de proyectos ha pasado de 955 MW a 1.037 MW. ¿Cuáles son los principales hitos que han permitido alcanzar este umbral de capacidad instalada en proyectos en desarrollo?
En Audax, dentro del área de generación, tenemos un equipo de desarrollo propio que nos permite abordar proyectos desde fases muy tempranas, lo que se conoce como Greenfield. A partir de ahí, somos capaces de desarrollarlos hasta alcanzar la fase de ready to build, cuando están listos para su construcción.
Aunque no construimos directamente los parques, coordinamos todo el proceso con las empresas de subcontratación responsables de construir los parques, y posteriormente nos encargamos también de su operación y mantenimiento. De esta forma, somos capaces de cubrir toda la cadena de valor, desde la identificación inicial del proyecto hasta su puesta en marcha.
Además, en otras ocasiones, como ha sido el caso del último parque que hemos incorporado, optamos por adquirir proyectos que ya se encuentran en fases más avanzadas, como ready to build, o incluso algunos que ya están en funcionamiento.
Por tanto, combinamos el desarrollo desde cero con la adquisición de proyectos en etapas intermedias para seguir creciendo de forma eficiente y sostenida.
El proyecto fotovoltaico Yechar representa un salto relevante en tamaño y localización. ¿Qué oportunidades detectó la compañía en Murcia y qué impacto esperan obtener con este proyecto?
Este es un proyecto de 112 megavatios ubicado en Murcia. Es una planta con estructura fija, que, si bien tiene un poco menos de horas equivalentes de generación comparado con una estructura seguidora de un eje, a cambio tiene un capex más bajo y resulta más económico de operar. En este caso, al tratarse de un proyecto de 112 megavatios, hablamos de una instalación muy grande, lo que nos permite aprovechar economías de escala y, por tanto, hacer más eficiente y optimizar la construcción.
Además, aunque la estructura fija genere un poco menos, el hecho de estar situado en Murcia nos permite compensar esa menor producción con una ubicación que garantiza una alta generación. Por eso, esperamos obtener buenos retornos de esta instalación, precisamente por estar en una zona con muchísima radiación y por las economías de escala que hacen que el euro por megavatio construido sea más económico y eficiente.
Sobre la renuncia al proyecto en Italia por inviabilidad técnico-económica. ¿Cómo va a influir esta decisión en la compañía?
En Italia, nosotros partimos de bolsas de proyectos en Early Stage, en Greenfield, es decir, en fases muy iniciales, muy incipientes, y los vamos desarrollando. Teníamos un portfolio de unos 190 megavatios que estaban en esas fases muy tempranas. A medida que vas avanzando, pasando por distintos estadios y superando hitos para llegar al ready to build, te encuentras con casuísticas que te obligan a tomar decisiones: o el proyecto es viable y sigue adelante, o bien es mejor desistir y centrar los esfuerzos en otros.
Es una práctica habitual. Cuando partes con un portfolio amplio en Early Stage o Greenfield, es normal que a lo largo del proceso identifiques proyectos que no son viables, ya sea técnica o económicamente, y decidas no seguir adelante con ellos. Lo importante es redirigir los recursos a aquellos proyectos que sí tienen recorrido. Es habitual que acabes construyendo el 100% de los megavatios con los que comenzaste.
En este caso, en Italia, ha pasado eso. Decidimos no continuar con 30 MW por un cambio en la regulación que hizo que esos proyectos no fueran adecuados para seguir adelante. Sin embargo, seguimos trabajando con los otros 160 megavatios, y además con posibilidad de ampliación.
¿Cuál es el aprendizaje de esta desinversión en Italia para futuros proyectos?
El principal aprendizaje es que, cuando tienes una previsión de megavatios al inicio, hay que tener muy claro que no siempre vas a acabar con los mismos. En este caso, probablemente acabemos con algo menos, aunque exista una posibilidad de ampliación.
Hay que asumir que esto forma parte del proceso normal en el desarrollo de proyectos. A lo largo del camino, algunos megavatios se pierden, porque ciertos proyectos dejan de ser viables. Pero también sucede lo contrario: a veces avanzas en el desarrollo y ves oportunidades de crecimiento y eso te permite ampliar el proyecto.
En definitiva, el aprendizaje es que no importa tanto cómo empieza todo, sino cómo acaba.
Audax opera en siete países europeos. ¿Cómo equilibra los diferentes marcos regulatorios y precios de la energía?
Contamos con un equipo dedicado única y exclusivamente al análisis regulatorio. Forma parte del departamento legal, pero está especializado en el seguimiento de la normativa de cada país en el que operamos. Este equipo se encarga de detectar cualquier cambio normativo o regulatorio que pueda afectar a nuestro modelo de negocio, y de identificar si hay que implementar nuevas medidas en función de las actualizaciones legislativas.
En cuanto a los precios de la energía, tenemos dos equipos clave: el middle office y el front office. El equipo de middle office se encarga de analizar el portfolio de energía que necesitamos: cuánta energía van a consumir nuestros clientes, qué volumen de coberturas debemos contratar, etc. Por su parte, el equipo de front office es quien realiza las compras en los distintos mercados energéticos. Está compuesto por profesionales especializados en cada uno de los países donde operamos, lo que nos permite optimizar las decisiones de compra en función de las condiciones específicas de cada mercado.
Además, como también contamos con generación propia en varios de estos países, estamos verticalmente integrados. Esto significa que el equipo de front office no solo gestiona las compras en mercado, sino que también equilibra la energía que producimos en nuestras propias plantas con la que necesitamos adquirir externamente, buscando siempre la mayor eficiencia y rentabilidad.
Además de la tecnología fotovoltaica y eólica, ¿tiene Audax planes concretos de diversificación hacia otras fuentes renovables en el medio-largo plazo?
Actualmente operamos con dos tecnologías renovables: fotovoltaica y eólica. Estas son las dos tecnologías que manejamos en este momento, pero no descartamos valorar otras opciones, siempre dentro del ámbito de las energías 100% renovables. Audax se centra exclusivamente en la generación de energía renovable y, por tanto, estamos abiertos a considerar tecnologías hidráulicas u otros tipos de tecnologías renovables que puedan surgir como oportunidad.
¿Qué mensaje quiere transmitir a los accionistas actuales y potenciales sobre los hitos que se esperan en 2025 y 2026?
Las perspectivas son seguir creciendo al mismo ritmo que lo hemos hecho en 2023 y 2024, siempre apoyándonos en unos pilares sólidos y sin comprometer excesivamente la salud financiera de la compañía. Nosotros avanzamos paso a paso y prevemos un crecimiento estable del EBITDA en torno a los niveles que hemos mantenido en estos dos últimos años.
Por supuesto, seguimos enfocados en aumentar la base de clientes a los que suministramos energía, así como en impulsar la generación 100% renovable, con más megavatios instalados. De hecho, este año estamos finalizando la construcción de 84 megavatios, y está previsto que para finales de año entren en producción aproximadamente otros 15 megavatios más.
Por lo tanto, a lo largo de 2025 podremos poner en marcha alrededor de 100 megavatios adicionales de energía 100% renovable. El mensaje es claro: seguir creciendo, pero de manera sostenible, controlada y sólida.