En concreto Picard acusa a UBS de haber actuado como banco custodio de varios fondos en los que Madoff tenía una relación directa, siendo UBS plenamente consciente de la estafa que se estaba llevando a cabo a través de Bernard Madoff Investment Securities.
Como se pueden imaginar, los afectados por la estafa Madoff viven con cierta expectación todo este proceso pues dicha demanda, que ha sido presentada ante la Corte Federal de Quiebras de Nueva York, reclama a UBS 2,000 millones de dólares por su presunta colaboración en la estafa piramidal.

Recordemos que Bernard Madoff fue condenado el pasado 11 de diciembre de 2008 a 150 años de prisión, que cumple actualmente en Carolina del Norte, por estafar 50,000 millones de dólares. Otro de los puntos de la demanda señala que UBS ayudó a crear los fondos Luxalpha SICAV y Groupement Financier, que retiraron unos 796 millones de dólares de las operaciones llevadas a cabo por Madoff noventa días antes de que el escándalo estallara. Además según Picard, UBS generó unas comisiones de 80 millones de dólares merced a la custodia de dichos fondos.

El 16 de octubre de 2008 salía a la luz pública que el gobierno suizo acudía al rescate de UBS con una inyección de 4,000 millones de euros. En concreto, tras varias semanas de negociaciones, UBS llegaba a un acuerdo con el Banco Nacional de Suiza (61% de capital público) para la creación de un fondo SNB StabFund que absorbería todos los activos tóxicos de la entidad, y sería financiado con 60,000 millones de dólares (6,000 millones aportados por UBS y 54,000 millones por el BNS). Por lo que de confirmarse las acusaciones de Picard, supondría que UBS habría estado negociando este plan de rescate a la vez que deshacía posiciones en los fondos gestionados por Madoff (siendo consciente de las irregularidades que se estaban llevando a cabo) y se embolsaba 80 millones de dólares por la custodia de los mismos.

Volviendo a la creación del nuevo fondo SNB StabFund, tanto UBS como el BNS tuvieron a bien que la sede del mismo estuviera en un paraíso fiscal, en concreto las Islas Caimán. Según palabras de Thomas Jordan, director del fondo y número tres del Banco Nacional de Suiza "se trata de evitar cargas tributarias excesivas, es decir, pagar dos o tres veces impuestos por los mismos conceptos". Pero su gozo cayó en un pozo pues ni los contribuyentes suizos ni el BCE vieron con buenos ojos dicho movimiento. Quizá el señor Jordan pasó por alto que Suiza estaba en plena negociación con la UE sobre una nueva regulación fiscal para sus empresas y además, el ministro de finanzas alemán, Peer Steinbrück, estaba a punto de pedir a la OCDE que Suiza fuera incluida en la lista negra de los paraísos fiscales de mundo. El 26 de noviembre, cuarenta días después del rescate, el Banco Nacional de Suiza daba "marcha atrás" y establecía Berna como la sede central de dicho fondo.

Pero estas ayudas no evitaron que durante el año pasado UBS tuviera que anunciar el despido de 8,700 empleados, además de dejar sin bonus al resto de la plantilla y tener que enfrentarse a nuevos problemas con la justicia de EEUU que le acusa de haber encubierto la evasión de impuestos de millares de clientes americanos. Este año parecía el año de la recuperación definitiva. De hecho, el pasado mes de agosto se anunció un nuevo acuerdo con la Fórmula1 con el que el banco suizo pretendía "lavar su imagen" a cambio de 200 millones de dólares (a razón de 40 millones por cada una de las 5 temporadas), pero la noticia de la semana pasada vuelve a poner a UBS contra las cuerdas.