Por grupos de edad, la crisis ha dado lugar a importantes diferencias entre sexos. Así, entre los jóvenes, el paro femenino es muy superior al masculino, en tanto que entre los mayores de 55 años hay menos paro femenino que masculino.
Otro aspecto diferencial entre ambos sexos, es que, pese a la crisis, la incorporación de la mujer al mercado laboral no ha sufrido un frenazo, tendencia que sí se ha dejado notar en los varones y que, entre otras razones, se debe al llamado 'efecto desánimo'. En consecuencia, la tasa de actividad femenina ha ido repuntando paulatinamente, hasta alcanzar el 51,7%, mientras que la masculina ha retrocedido y se halla en el 68,14%.
LA MUJER Y EL CONTRATO A TIEMPO PARCIAL
La crisis ha hecho además que las empresas no sólo no contraten a más trabajadores, sino que han recurrido en muchas ocasiones a contratarlos a tiempo parcial, lo que ha beneficiado más a las mujeres que a los hombres.
El hecho de que el contrato a tiempo parcial esté muy feminizado (una de cada cuatro trabajadoras lo es a tiempo parcial, frente a uno de cada veinte empleados) es una de las razones que explican la diferencia salarial entre sexos. Pese a estar mejor formada que el hombre, la mujer accede a menos puestos de responsabilidad, y a peores empleos y salarios.
Pese a todo, la nueva dicotomía que ya no se halla en tener que elegir entre trabajo y familia, sino entre proyección profesional a largo plazo y maternidad.
Según Randstad, esta elección es la que determina en muchos casos que la mujer "se estanque" profesionalmente y prefiera conciliar trabajo y familia que dedicarse a desarrollar un futuro profesional dirigido a obtener un cargo de mayor responsabilidad.